Cada vez hay más sobresalientes: ¿es buena señal?
Cada vez encontramos puntuaciones mayores en las calificaciones finales de Bachillerato y la EBAU en España
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Iratxe Suberviola Ovejas, Universidad de La Rioja
En los últimos seis cursos ha aumentado sustancialmente el porcentaje de alumnos que superan el Bachillerato con una media de sobresaliente. El aumento se ha producido de forma desigual entre el sistema público y los centros privados y concertados, de modo que en los primeros se ha pasado de un 12,75 % de sobresalientes en el curso 2011-12 a un 22,9 % en el 2020-21 (+10,15 %), mientras que en los centros privados y concertados han pasado de un 15,5 % a un 29,5 % (+14 %).
¿Mayor esfuerzo o mayor presión?
Algunos estudiosos y estudiosas de la educación explican este fenómeno de las siguientes maneras:
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Xavier Bonal, catedrático de Sociología de la Universidad Autónoma de Barcelona, afirma que posiblemente los alumnos se esfuercen más que antes, puesto que son sometidos a una gran presión si quieren entrar a determinados grados, ya que las notas de corte en muchas de las carreras se han incrementado sustancialmente.
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Ismael Sanz, profesor de Economía Aplicada de la Universidad Rey Juan Carlos e investigador en Economía de la Educación, afirma que “existe una presión del propio sistema educativo a subir las notas: comunidades autónomas compitiendo entre ellas; las familias presionan al profesorado; se da la posibilidad de poder presentarse a la selectividad con algún suspenso, etc.”.
Entrar en la carrera deseada se ha convertido en ocasiones en una auténtica lucha. Las primeras batallas se libran en los centros educativos, puesto que, en la nota de acceso final, el expediente del Bachillerato cuenta un 60 % frente al 40 % de la Selectividad.
El futuro académico-laboral de los jóvenes queda, en un porcentaje muy importante, en manos del profesorado de los centros.
Calificaciones de la EBAU
En la última década, se ha apreciado un aumento de aprobados en la selectividad, pero esta tendencia al alza no solo se ha producido con los aprobados, sino también en las notas medias.
Por ejemplo, en el curso 2012–13 la media se situaba en un 6,21, mientras que en el curso 2020–21, se situaba en 7,23.
Además, ahora también un mayor número obtiene la mejor calificación en la EBAU. Por ejemplo, hace 8 años, el porcentaje de alumnos que obtuvo calificaciones de sobresaliente (9–10, sin contar las optativas) fue del 3 %, mientras que actualmente, el porcentaje ha aumentado hasta un 7,4 %, es decir, más del doble que antes.
Tal y como afirma Jorge Sainz, catedrático de Economía Aplicada:
“Hay una tendencia a considerar que sacar más nota en Selectividad quiere decir que estamos ante alumnos más listos. Y, con todo el respeto, probablemente no sean ni más listos ni más tontos, simplemente hay una inflación clara en las notas de los estudiantes, algo que no ocurre solo en España, lo que pasa es que aquí se ha agudizado en los últimos años”.
Comparación con PISA
En principio, el aumento de las notas debería ser un signo evidente de una mejor preparación de los jóvenes. Pero no está tan claro.
El primero de los aspectos que hace tambalear esta afirmación es el resultado en los informes PISA (Programa de Evaluación Internacional de los Estudiantes). Estas pruebas evalúan las competencias de los alumnos en tres grandes ámbitos: lectura, matemáticas y ciencias.
Mientras que, como hemos dicho, las calificaciones se han incrementado sustancialmente en bachillerato y selectividad, en el caso de PISA no se aprecia esta tendencia. Un claro ejemplo de ello es que en el último informe (año 2018) las puntuaciones medias obtenidas en los tres ámbitos fueron inferiores a las del 2003.
¿Sobresalientes que no son excelentes?
Otro indicador de las competencias de nuestro alumnado son los 6 niveles que determina el informe PISA: el 1 representa un nivel competencial muy bajo y el nivel 6 representa la excelencia.
El último informe PISA ubica al 7,7 % de los estudiantes de matemáticas entre los niveles de excelencia (5 y 6) y tan solo al 4,3 % en ciencias, ambas cifras muy lejanas a los porcentajes de sobresalientes en bachillerato que rondan el 25 %.
Sin embargo, un nada despreciable 49,2 % se sitúa en los niveles inferiores (1 y 2) en matemáticas y un 50,6 % en ciencias.
En el siguiente gráfico se puede apreciar la comparación entre estas puntuaciones y a las obtenidas por la OCDE.
Como vemos, tenemos pocos alumnos de excelencia y muchos entre los menos competentes, hecho que choca frontalmente con el número de sobresalientes.
Diferencias privada pública
Otro de los aspectos a tener en cuenta, tal y como afirma Xavier Bonal, es que, año tras año, la mayoría del alumnado de sobresaliente ve cómo luego su nota cae varios puntos en Selectividad con respecto a la media que traían del Bachillerato.
En la fase general, las calificaciones entre el 9 y el 10 descienden estrepitosamente: lo logra el 6,5 % de los alumnos de institutos públicos, el 9 % de los de centros privados y el 7,3 % de los privados concertados.
Este desfase entre las calificaciones del expediente y las de Selectividad beneficia especialmente a la escuela privada cuando se aplica la fórmula matemática del 60 %–40 %.
En la nota de acceso final, el 19 % de los alumnos de la privada sacan un sobresaliente, un 16,2 % en la privada concertada y un 12,8 % en la pública.
Mejor puntuados, pero no mejores estudiantes
Pero por contraposición, un estudio realizado por la Universidad Complutense aporta algo de luz a este hecho, mostrando que el alumnado que se graduó en institutos públicos tiene un 63 % más posibilidades de sacar buenas notas en las carreras universitarias que uno que viene de un centro privado o privado concertado.
Los autores señalan tres hipótesis: una mayor calidad de la educación, una mejor adaptación a la universidad (en los colegios de pago están muy tutelados) o que en la privada se hinchen falsamente las notas.
Lo más preocupante de todo sería que este incremento de notas al alza no se haya producido por un aumento de competencias en el alumnado, sino por un descenso del nivel de exigencia en los centros escolares, a través de un profesorado y un sistema educativo más laxo en las calificaciones. Los datos parecen apuntar, desgraciadamente, a que es así.
Iratxe Suberviola Ovejas, Personal docente investigador del Departamento de ciencias de la educación, área de didáctica y organización escolar, Universidad de La Rioja
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.
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