Cómo fomentar el cultivo sostenible del arroz para mejorar la seguridad alimentaria en Latinomérica
Junto con otros cereales, el arroz es uno de los cultivos básicos en la dieta mundial. Y es esencial tanto para la seguridad alimentaria como para garantizar niveles de ingresos adecuados a los agricultores. Así, en muchos países forma parte de una agricultura de pequeños agricultores comprometida con el suministro de alimentos a la población, el desarrollo rural y el medio ambiente.
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Silverio Alarcón, Universidad Politécnica de Madrid (UPM)
Tanto la investigación, como la difusión de prácticas agrícolas en el arroz, contribuyen a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Y destacan sus aportaciones al ODS 1: fin de la pobreza; al ODS 2: hambre cero; en determinadas circunstancias, al ODS 12: producción sostenible e incluso al ODS 6: eficiencia hídrica.
Adopción de innovaciones en el cultivo del arroz
Una parte importante de la investigación relacionada con el cultivo del arroz y los procesos de adopción de innovaciones se ha centrado en el uso de semilla certificada y nuevas variedades (por ejemplo, en Sierra Leona, China y Pakistán). Es decir, aspectos tecnológicos de la llamada revolución verde.
En las últimas décadas, sin embargo, ha habido un interés creciente en innovaciones que son ambientalmente más sostenibles y más asequibles para los pequeños agricultores. Por ejemplo, adopción de prácticas de gestión del agua, uso de maquinaria, adaptación al cambio climático y adopción de prácticas de manejo integrado.
Prácticas productivas y sostenibles
En esta línea, he publicado un trabajo en la revista Outlook on Agriculture junto con Víctor Hugo Lema, del Ministerio de Agricultura, Ganadería, Acuacultura y Pesca de Ecuador, en el que estudiamos el cultivo del arroz en Ecuador. Se han seleccionado cuatro prácticas que aumentan los rendimientos y mejoran el manejo de los recursos naturales:
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Nivelación de la tierra: reduce pérdidas de agua, frena la proliferación de plagas, evita pérdidas de nutrientes, facilita la mecanización y ahorra energía y emisiones de gases.
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Uso de semilla certificada: mejora la germinación y sanidad vegetal del cultivo.
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Trasplante de plántulas a distancia: requiere más mano de obra que la siembra a voleo, pero contribuye a una buena germinación y conduce a mayores rendimientos para pequeños agricultores con pocos recursos.
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Uso de cosechadora: permite una menor pérdida de granos, reduciendo así el desperdicio, ahorrando recursos y mejorando el suministro de alimentos.
La proporción de adoptantes más alta corresponde al uso de cosechadora y la más baja a semilla certificada.
Los incrementos más altos de rendimientos se dan en los agricultores que realizaron nivelación del terreno, con 1,42 toneladas por hectárea más en relación con los que no implementaron esta práctica. Incrementos notables también se observan en trasplante y semilla certificada.
Nuestros análisis mostraron los factores que más influyen en la adopción de estas prácticas:
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Educación: es el principal factor que aumenta la probabilidad de adoptar cualquiera de estas prácticas.
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Pertenecer a una asociación: es importante para nivelar el terreno, dado que las asociaciones prestan servicios de uso de maquinaria a precios asequibles.
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Acceso a créditos bancarios: es decisivo para que los pequeños agricultores puedan comprar semillas certificadas, pues son caras.
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Contratación de seguros: dado el esfuerzo financiero que supone usar semilla certificada, los agricultores aseguran sus cosechas, en la medida de sus posibilidades.
No se encontraron interferencias negativas entre prácticas, como ocurre en algunos trabajos. Es decir, los agricultores que deciden combinar dos o más de ellas no obtienen menor producción. Por el contrario, suelen aumentar su producción, lo que indica que muchos agricultores han asimilado que adoptar varias prácticas es beneficioso para el cultivo. No todas las seis combinaciones resultaron relevantes, pero sí identificamos varios patrones.
La nivelación de terrenos, el trasplante y la cosechadora van unidas frecuentemente, lo que revela que se perciben como altamente complementarias. Pero también encontramos oportunidades para avanzar entre aquellos productores que no adoptaron ninguna de ellas o solamente una. La promoción de una de ellas conlleva un incremento de adopción de cualquiera de las otras dos. Por ejemplo, promoviendo la nivelación de terrenos se logran avances en la adopción de trasplante y cosechadora.
También encontramos beneficios al decidir usar conjuntamente semilla certificada y trasplante, pero solamente se observó en algunos agricultores. Por tanto, existe la posibilidad de mejorar el manejo del arroz fomentando el uso conjunto de estas dos prácticas.
Hacia una agricultura sostenible
La difusión de la tecnología entre pequeños agricultores es un proceso lento. Fomentar prácticas sostenibles mediante programas de capacitación y medidas de apoyo aumenta su probabilidad de adopción.
Conocer cómo se perciben las relaciones de complementariedad entre distintas prácticas por parte de los productores conduce a formas indirectas y alternativas de difusión. Este conocimiento es de interés para avanzar hacia una agricultura sostenible y comprometida con la seguridad alimentaria.
Silverio Alarcón, Profesor Titular de Universidad, Dept. Economía Agraria, Estadística y Gestión de Empresas, Universidad Politécnica de Madrid (UPM)
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.
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