La desprotección de los menores ante la publicidad de alimentos no saludables incrementa su consumo
Un informe de la Gasol Foundation constata que el 80 % de niñas, niños y adolescentes en España recibe publicidad de productos malsanos y urge a regularla. Los menores más expuestos son los que más tiempo dedican al uso de pantallas
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La gran mayoría de niñas, niños y adolescentes españoles de 8 a 16 años (más de ocho de cada 10) declara estar expuesta a publicidad de alimentos y bebidas no saludables, lo que se relaciona con un consumo más frecuente de los mismos. Así lo constata el informe Publicidad, alimentación y derechos de la infancia en España, presentado este miércoles en el Ministerio de Consumo y elaborado por la Gasol Foundation, creada para luchar contra la obesidad infantil por Pau y Marc Gasol.
El informe, realizado con información del Barómetro de Opinión de Infancia y Adolescencia de UNICEF España 2020 – 2021 y el estudio Pasos 2022-2023 de la fundación, destaca que 6 de cada 10 menores en el rango de edades analizado reciben impactos publicitarios de comida rápida (también denominada “comida basura”) más de seis días a la semana o incluso varias veces por día.
También evidencia que esa exposición los lleva a consumir más azúcar y sodio procedente de esa comida rápida, de los aperitivos salados y de la bollería o las bebidas azucaradas o edulcoradas. Aunque no aparecen grandes diferencias por género o edad, los datos muestran que quienes viven en zonas de menor renta están más expuestos a este tipo de marketing.
El estudio también demuestra que las niñas y los niños que declaran exposición a más diversidad de productos no saludables son quienes dedican más tiempo a las pantallas (televisión, ordenador, videoconsola, tableta o móvil). Los productos que más llegan mediante esta publicidad son, por orden de frecuencia, los refrescos, la comida rápida, la bollería o pastelería industrial, las bebidas energéticas, los aperitivos salados y las golosinas o chocolatinas.
Según ha manifestado durante la presentación del informe Santi F. Gómez, director de investigación y programas de la Gasol Foundation y responsable del trabajo, estos datos de España se suman a la “evidencia aplastante a nivel internacional” que vincula la publicidad de productos malsanos con los malos hábitos de vida entre los menores.
Más consumo a más publicidad
El estudio, en el que ha colaborado el Ministerio de Consumo, constata que esta publicidad es determinante en el consumo habitual de productos no saludables, como el de las bebidas energéticas, que es un 19 % mayor entre quienes han estado expuestos a ella.
Además, el marketing también incrementa la frecuencia con la que se toman estos productos. Es lo que ocurre con la comida rápida y los aperitivos salados, que más del 80 % de participantes del estudio declara consumir de forma habitual. Los menores expuestos a publicidad que afirman consumirlos dos o más días por semana son, respectivamente, un 13,3 % y un 17,3 % más que los no expuestos.
En cambio, en otros productos, como la bollería y pastelería industrial o las golosinas y chocolatinas, su ingesta está tan extendida y es tan frecuente (un 85 % de niños y adolescentes declara consumirlos más de cinco días por semana) que la publicidad ni siquiera discrimina la frecuencia de consumo.
El informe también revela que más publicidad dirigida a la infancia determina una mayor ingesta de kilocalorías (kcal) provenientes de los alimentos no saludables. En el caso de la comida rápida, 60,4 kcal más al día entre la población que declara haber estado expuesta; en el de la bollería o pastelería industrial y las golosinas o las chocolatinas, 47,9 kcal adicionales. Y lo mismo ocurre con el consumo de azúcar presente en estos últimos productos (los expuestos consumen 3,2 g más diarios) o con los miligramos de sodio de la comida rápida (111,6 mg más).
Gómez ha dejado patente el peso de la exposición al marketing: “A lo largo de ocho años de vida, en ese periodo de los 8 a 16 años, un niño o una niña expuestos a la publicidad de alimentos y bebidas no saludables ingiere 370.000 kcal y 23 kg de azúcar más procedentes de esos productos”.
Derecho infantil a una alimentación saludable
“Proteger los derechos de la infancia también incluye favorecer una alimentación saludable y, para conseguirla, una de las medidas clave es la regulación de la publicidad dirigida a niñas y niños. Así lo vienen alertando los máximos organismos internacionales como la Organización Mundial de la Salud (OMS), UNICEF o la World Obesity Federation”, ha añadido Cristina Ribes, directora ejecutiva de la Gasol Foundation Europa.
“La publicidad, agresiva y generalizada, de alimentos y bebidas con alto contenido de grasas, azúcares y sal dirigida a los niños y niñas es responsable de elecciones dietéticas no saludables”, ha reiterado Francesco Branca, director del Departamento de Nutrición y Seguridad Alimentaria de la OMS, en un mensaje grabado emitido durante la presentación.
Esta agencia acaba de publicar una guía, titulada Políticas para proteger a los niños de los efectos nocivos de la comercialización de alimentos, que deberían adoptar los estados miembros de Naciones Unidas porque, como ha insistido este representante, las medidas de autocontrol a las que se compromete la industria se han mostrado insuficientes: “Las peticiones hacia una publicidad responsable no han tenido un impacto significativo. Los gobiernos deberían establecer regulaciones estrictas y completas”.
Normativa en marcha en España
Es el caso de España, donde no se ha llegado a aprobar la normativa que haga efectiva esa protección, tal y como establece el Plan Estratégico Nacional para la Reducción de la Obesidad Infantil. El Real Decreto elaborado por el Ministerio de Consumo a tal efecto durante la legislatura que está a punto de concluir, de momento, no ha podido salir adelante.
El ministro de Consumo, Alberto Garzón, ha señalado a SINC que el “80 % de la población es partidaria de regular este tipo de publicidad” y que existe una “abrumadora evidencia científica” disponible, pero ha lamentado que en España falten esfuerzos para evitar que hábitos de consumo malsanos desplacen a la dieta mediterránea.
“Parece que la razón no es suficiente”, ha asegurado. A su juicio, existe “un choque de intereses” con “empresas que legítimamente hacen sus beneficios vendiendo estos productos en el mercado” y extienden su influencia más allá.
Sin embargo, “los gobiernos no podemos ser árbitros, tenemos que anteponer la salud pública y la salud de los menores”, ha subrayado. Garzón cree que el borrador disponible debería ser “la base del trabajo futuro para cualquier administración pública” y confía en que sea aprobado por los siguientes gobiernos.
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