Detectamos microplásticos en el agua del grifo
En las últimas décadas, se ha producido un incremento en la fabricación y producción de elementos plásticos. Europa genera aproximadamente 400 millones de toneladas de plástico cada año, de las cuales se estima que no menos de 20 millones terminan diseminados en el medio ambiente debido, principalmente, a la mala gestión que hacemos de nuestros desechos
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Virginia Gálvez Blanca, Universidad de Alcalá; Carlos Edo, Universidad de Alcalá; Francisca Fernández Piñas, Universidad Autónoma de Madrid; Miguel González-Pleiter, Universidad Autónoma de Madrid y Roberto Rosal, Universidad de Alcalá
Esos plásticos llegan a las playas, contaminan los ríos y, una vez en el medio, se degradan y fragmentan lentamente, dando lugar a partículas cada vez más pequeñas que por su tamaño y movilidad se vuelven ubicuas. Son los llamados microplásticos, es decir, plásticos con un tamaño que oscila entre 5 mm y 1 μm.
Esos mismos microplásticos, además, acaban saliendo por los grifos de nuestras casas. La red de investigación sobre residuos plásticos en el medio ambiente EnviroPlaNet, que coordina esfuerzos de numerosos grupos de investigación españoles que trabajan en temas relacionados con la contaminación por plásticos, ha llevado a cabo recientemente un estudio conjunto sobre la presencia de microplásticos en el agua de red de ocho ciudades españolas.
Microplásticos en el agua del grifo
En el trabajo se tomaron muestras en 24 puntos de ocho ciudades de la España continental (Murcia, Cartagena, Barcelona, Madrid, Vigo y La Coruña) y de las islas Canarias (Las Palmas de Gran Canaria y San Cristóbal de la Laguna) durante los meses de mayo y julio de 2022, con el fin de medir y cuantificar estos contaminantes.
En el muestreo se recogieron e identificaron tanto microplásticos como materiales artificiales que, sin ser plásticos, evidencian haber sufrido un procesado industrial y que, por tanto, son susceptibles de liberar aditivos químicos como colorantes. Este último caso es el de las fibras naturales teñidas como el algodón.
Al separar y medir una por una las partículas –mediante microespectroscopía de infrarrojo con transformada de Fourier– se detectaron poliésteres, poliamidas, polímeros acrílicos y poliolefinas. Todos ellos son materiales de uso general en numerosos objetos de uso común, incluyendo textiles sintéticos.
La concentración media de plásticos fue de 12,5 ± 4,9 microplásticos por metro cúbico, mientras que la de materiales artificiales no plásticos fue de 32,2 ± 12,5 partículas por metro cúbico.
¿Es mucho o poco? Comparándolo con otros países, hay casos en los que se alcanzan cientos de miles de microplásticos por metro cúbico, mientras que en otros se obtienen valores más bajos. Las razones para estas discrepancias pueden ser en parte atribuibles a la falta de un protocolo estandarizado de medida, o pueden ser consecuencia de distintos niveles de contaminación o distintas formas de tratamiento en las plantas de potabilización.
Un riesgo bajo para la salud
A pesar de la creciente investigación e interés sobre el impacto negativo de los microplásticos en el medio ambiente y los seres vivos, aún existen muchas lagunas de conocimiento sobre los efectos que pueden causar y su destino final.
Según nuestros resultados, la concentración promedio de microplásticos es de 45,5 nanogramos por litro. Este es un valor pequeño y comparable con otros contaminantes que aparecen en aguas superficiales y que de ahí llegan al agua de la red, como la cafeína, la nicotina y algunos fármacos.
Con esa concentración, se puede estimar que, consumiendo 1,5 litros de agua todos los días, se necesitarían 40 años para llegar a ingerir 1 miligramo de microplásticos. Eso podría indicar que el riesgo para la salud humana es insignificante, o al menos insignificante en comparación con la ingesta de microplásticos en ciertos alimentos, si bien estos datos deben de ser también tomados con cautela.
Ahora bien, nadie espera que del grifo salga plástico y, aunque sea en pequeñas cantidades, sale. ¿De dónde procede? Probablemente de la contaminación difusa que llega a los cauces de los ríos de los que toman agua las estaciones de tratamiento de agua potable y que, en general, reciben aguas residuales de depuradoras situadas aguas arriba. Estas aguas, incluso si han sido correctamente depuradas según la normativa actual, son una fuente importante de vertido de microplásticos al medio ambiente.
Posibles soluciones
Una estrategia lógica para reducir significativamente la concentración de los plásticos sería mejorar el proceso de filtrado en estas plantas potabilizadoras.
Asimismo, los resultados obtenidos muestran que una parte importante de los contaminantes, plásticos y no plásticos, son fibras de origen textil. La presencia de estos materiales demuestra el impacto que produce la industria textil en el medio ambiente.
Una solución más amplia al problema de la contaminación por residuos plásticos debería incluir la moderación en el consumo del plástico, sobre todo del de un solo uso, la mejora en el diseño de materiales para favorecer su recuperación y reciclaje, y la inclusión de los microplásticos en restricciones legales, al igual que sucede con otros contaminantes.
Virginia Gálvez Blanca, Estudiante de Doctorado en Hidrología y Gestión de los Recursos Hídricos, Universidad de Alcalá; Carlos Edo, Investigador Postdoctoral, Universidad de Alcalá; Francisca Fernández Piñas, Catedrática de Biología, Universidad Autónoma de Madrid; Miguel González-Pleiter, Investigador en Ecotoxicología, Universidad Autónoma de Madrid y Roberto Rosal, Catedrático de Ingeniería Química, Universidad de Alcalá
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.
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