El precio de la electricidad, el cambio climático y la contaminación, prioridades de los españoles en materia de energía
El último informe Tendencias de la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología, dado a conocer este jueves en Navarra, señala que entre 2017 y 2021 se duplicó la producción científica española en el ámbito de las energías renovables. En la presentación se destacó la mirada de las ciencias sociales en el desarrollo tecnológico y la sostenibilidad
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La Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECYT) ha presentado el informe Tendencias 2023: “Energías renovables: Inquietudes sociales y nuevos desarrollos científico-tecnológicos. Un desafío transdisciplinar”, que analiza las actitudes y preocupaciones de la sociedad española ante el uso de las energías renovables y el papel que la investigación y la innovación están jugando en su desarrollo.
El informe fue presentado este jueves en el Centro Nacional de Energías Renovables (CENER), en Navarra, con la participación de Diana Morant, ministra de Ciencia e Innovación, y María Chivite, presidenta de Navarra.
La publicación está estructurada en torno a tres ejes: sociedad, investigación e innovación. La primera parte analiza la respuesta de la sociedad española ante el cambio climático y el apoyo a las energías renovables. En la segunda, se estudia la investigación que se está desarrollando en España en este ámbito. Por último, se identifican las principales tendencias en desarrollo de la innovación en energías no contaminantes en nuestro país.
Para su elaboración se contó con la colaboración de 18 expertos y expertas representantes de la comunidad investigadora, la sociología medioambiental y algunas empresas del sector energético. Al mismo tiempo, se diseñó una encuesta de percepción social sobre el apoyo a las energías limpias en España y se recogieron los principales indicadores de la producción científica en el ámbito de las energías renovables en España.
Se trata de la segunda entrega de una serie que se inició el año pasado, con la cual se pretende abordar las tendencias en investigación e innovación ante grandes desafíos globales.
El primer informe había recogido las lecciones y retos tras la pandemia de covid-19 y, este año, el tema escogido ha sido la energía, en un contexto de creciente preocupación por el cambio climático.
La mirada de las ciencias sociales
Durante la presentación, la socióloga y politóloga Cristina Monge destacó el trabajo de instituciones que han reconocido "la necesidad de crear ecosistemas de sostenibilidad" y no solamente apostar por iniciativas medioambientales aisladas. Además, celebró la incorporación, como en el caso de este informe, de "la mirada de las ciencias sociales en el conjunto de desafíos que hablan de la sostenibilidad y de la tecnología".
A su juicio, en el contexto de la actual emergencia climática, hay elementos clave que pueden enmarcar el lanzamiento de esta publicación. Por un lado, "necesitamos saber más; esto es, adquirir conocimientos acerca de cómo la sociedad va entendiendo la transición ecológica".
Monge recordó, asimismo, que "el futuro no está escrito", por lo que "tenemos que asumir el compromiso de huir tanto del catastrofismo como el tecnooptimismo". Esto conlleva "la conciencia de lo que hay que hacer y de lo que hacemos".
De ahí la convicción de que la transición debe ser "justa", en palabras de la politóloga, gracias, en primer lugar, a "un esfuerzo en las políticas públicas para incorporar a quienes podrían estar en riesgo", justamente, por las acciones requeridas para hacer frente a los retos del calentamiento global y la transición energética.
Su invitación es a "trabajar juntos desde lo público, desde lo privado y desde los que generan conocimiento, con la sociedad civil".
No hay que olvidar, indicó, que "trabajamos con muchísima incertidumbre, aunque la cuestión ya no se centra en si tenemos o no un problema, sino en cómo abordamos la transición ecológica sin dejar a nadie atrás".
En casos como este, recordó, "los sociólogos de medio ambiente hablamos de problemas retorcidos, que no tienen una solución definitiva". Por ejemplo, el hecho de "apostar por las renovables puede generar otro tipo de desafíos, incluso la contestación social, por lo que, lejos de buscar una única solución, tenemos que ir resolviendo los retos uno a uno, antes de pasar al siguiente", explicó.
La sociedad ante la emergencia climática
De la Encuesta de percepción social sobre el apoyo a las energías renovables, elaborada expresamente para el desarrollo de este informe, se desprende que la mayoría de la ciudadanía (un 78,5 %) considera al cambio climático un problema grave o muy grave. Tan solo el 5,8 % de los encuestados considera este fenómeno como un proceso natural, mientras el 64,9 % piensa que la acción humana determinante en la cuestión climática.
La subida del precio de la energía (94,7 %), la escasez de energía (92,4%), evitar el cambio climático (91,5 %) y la contaminación producida por las fuentes de energía utilizadas (90,6 %) son las principales preocupaciones en materia energética de los españoles, mientras que sus prioridades son garantizar el abastecimiento energético (66,9 %) y alcanzar unos precios de la energía razonables para los consumidores (63,3 %).
Además, la mayoría de la población manifiesta su confianza en que la investigación en energías renovables ayudaría a proteger el medioambiente (93,9 %) y garantizaría el abastecimiento energético (90 %). Un alto porcentaje de los consultados (61 %) apoya el uso de energías renovables para los suministros de electricidad, calefacción y combustible. Incluso, una de cada cuatro personas estaría dispuesta a cambiarse de proveedor energético a una energía renovable aun cuando suponga un incremento en su factura actual.
La publicación también pone de manifiesto el desconocimiento de la sociedad española frente a algunas fuentes de energía como la geotermia, la mareomotriz y el hidrógeno verde. Por ello, resulta de gran importancia una mayor divulgación en esta materia sobre las consecuencias de cada una de ellas a corto y largo plazo.
Investigación en energías renovables
Entre los años 2017 y 2020, España destinó 374,4 millones de euros en la financiación de 1,106 proyectos de I+D+I del ámbito de las energías renovables. En el último año del periodo analizado, se aprecia un incremento superior al 45 %, tanto en número de proyectos como en importe concedido.
La tercera parte de la financiación total se ha destinado al desarrollo de proyectos de investigación en biomasa (cerca de 130 millones de euros). La investigación en energía eólica y solar contaron con 59 y 52 millones, respectivamente.
Sobre la producción científica, España, en el período 2017-2022, se ha convertido en el octavo país del mundo en número de publicaciones (16.512 documentos) y ha participado en el 3,6 % de la producción científica mundial en materia de energías renovables. A lo largo de estos años se ha duplicado la producción científica en esta materia. Además, ha posicionado el 23 % de estas publicaciones entre las más citadas del mundo.
Cabe destacar que el 66,3 % de la producción científica española está liderado por un autor perteneciente a una institución de investigación de España y casi una de cada cuatro publicaciones está liderada por una mujer.
Si atendemos a las patentes, se han analizado hasta 963 patentes relacionadas con energías renovables y verdes entre 2017 y 2020. En energía eólica, biomasa y energía solar se han registrado 163, 149 y 145 patentes, respectivamente. El informe detecta un menor número de patentes en las áreas de “mejora de procesos”, “energía marina” e “hidrógeno”, aunque este último es debido a que, al ser relativamente nuevo, tiene un periodo de estudio más reducido.
Tendencias en innovación en España
El informe Tendencias 2023 expone las principales tendencias en desarrollo de la innovación en energías renovables en España. Así, se describen las principales tendencias de mejora en la eficiencia de cada una de las fuentes de energía renovable. Por ejemplo, mejora de aerogeneradores, la construcción de nuevas plataformas flotantes que permitan recoger el viento del mar; nuevos diseños móviles de paneles solares o el desarrollo de nuevas tecnologías para la generación de energía a través de las mareas o las olas.
Especial atención merecen las tecnologías del hidrógeno que, en los últimos años, se centran en la mejora de su producción para llegar a incrementar la escala. Las nuevas tendencias se concentran en el desarrollo de redes de transporte y distribución amplias y seguras, en la reducción del coste de las pilas de combustible y en la mejora de los procesos de almacenamiento (en particular, se detecta un foco en aquellos que permiten mantenerlo a temperatura ambiente).
Asimismo, se aprecian tendencias de mejora de la eficiencia en biomasa, energía geotérmica, exploración de nuevas tecnologías de almacenamiento y en las redes de distribución eléctrica inteligente (smart grids, en inglés) y soluciones de recarga de vehículos eléctricos.
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