Formación y empleo para jóvenes: las asignaturas pendientes de las zonas rurales europeas
"Rara vez la investigación académica aborda la distinción entre lo rural y lo urbano en términos de la empleabilidad de los jóvenes y las tasas de desempleo se han mantenido relativamente altas para los jóvenes de las zonas rurales"
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En casi toda Europa, las tasas de desempleo y abandono escolar son mayores en las zonas rurales: hay poca oferta de empleo y eso conlleva una mayor vulnerabilidad, que se ve agravada por el acceso limitado a la educación y capacitación profesional. Todos estos elementos hacen que los jóvenes rurales europeos tengan mayores dificultades para encontrar un empleo adecuado a su formación.
Rara vez la investigación académica aborda la distinción entre lo rural y lo urbano en términos de la empleabilidad de los jóvenes. En el marco del proyecto Track-In, investigadores de varias universidades europeas analizamos las oportunidades de empleo, educación y formación de los jóvenes europeos.
La cifra de ninis rurales europeos (o NEETs, not in employment, education or training), jóvenes de 15 a 29 años sin empleo, educación ni formación, osciló, en 2022, entre el 3 % en Países Bajos e Islandia, hasta cerca del 20 % en Rumanía, Montenegro o Macedonia del Norte. Entre los países con mayor tasa de ninis están Estonia (16 %), Italia y España (14 %) y Bulgaria (12 %).
Con estos datos, el riesgo de exclusión social se incrementa de forma alarmante y obliga a los jóvenes a migrar a zonas urbanas en busca de mejores perspectivas.
La Europa rural: despoblación y desempleo
A principios de este siglo, varios países europeos iniciaron programas para abordar, entre otros, el desempleo juvenil rural. Los esfuerzos se centraron en promover el emprendimiento, la capacitación vocacional y el acceso a la financiación. El objetivo era fomentar la creación de empleo y retener el talento en las comunidades rurales.
Pero las tasas de desempleo se han mantenido relativamente altas para los jóvenes de las zonas rurales. Uno de los factores que han contribuido a ello es la tendencia general hacia la despoblación rural. Además, muchas de estas zonas no reciben inversión en infraestructuras adecuadas y persisten prácticas agrícolas tradicionales (menos productivas).
Estos desafíos requieren de un esfuerzo sostenido para cerrar la brecha entre el campo y la ciudad, para el que resulta primordial fomentar la innovación y la diversificación en educación y oportunidades de empleo.
Mientras los países bálticos mantienen una pequeña distancia entre las ciudades y las zonas rurales, Bulgaria y Rumanía siguen estando marcadas por profundas desigualdades entre unas y otras.
Las políticas de empleo nacionales
Nuestro proyecto estudia si los servicios públicos de empleo ofrecen una respuesta adecuada a los ninis rurales.
Más específicamente, investigamos sobre tres pilares diferentes pero interconectados: las políticas de empleo nacionales, el mapeo de buenas prácticas de empleo y formación en zonas rurales, y las encuestas a los jóvenes de las áreas rurales.
El primer resultado relevante es que prácticamente ninguna política nacional ha desarrollado herramientas específicas para los jóvenes rurales desempleados. Los grupos con más atención son los desempleados de larga duración (24 %) y los discapacitados (19 %).
Por países, podemos destacar que:
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Rumanía pone el foco en las transferencias financieras.
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Bulgaria fomenta los subsidios para los empleadores.
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Lituania hace hincapié en las medidas activas, las transferencias financieras y los servicios sociales.
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Portugal practica una política integral de empleo en la que aboga por medidas activas, pero también por transferencias financieras.
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Italia se centra predominantemente en los servicios sociales.
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España incluye más transferencias financieras.
Buenas prácticas y escucha activa
Otra parte del proyecto es el mapeo de buenas prácticas para el apoyo a los jóvenes ninis de áreas no urbanas europeas. Para ello, estamos estudiando varios ejemplos que tienen lugar en zonas rurales de Portugal, Lituania, Bulgaria, Estonia y España.
Por último, el tercer pilar de la investigación ha sido preguntar directamente a los jóvenes acerca de su situación y de cómo ven el apoyo de los servicios públicos de empleo. Estas encuestas se han realizado en Bulgaria, Estonia, Italia, Lituania, Portugal y España.
En la primera ola, realizada a principios de 2023, se consiguieron más de 2 000 respuestas. Aún en análisis, los resultados se publicarán en septiembre.
Paliar las carencias
Los primeros resultados de la investigación arrojan un resultado preocupante. Por un lado, los datos muestran la alta vulnerabilidad de los jóvenes de las zonas rurales europeas, con falta de oportunidades en formación y empleo; y por el otro, hay una falta de legislación y de programas adecuados para paliar estas deficiencias.
Desde la Comisión Europea se está iniciando el programa The Rural Pact, que reúne a políticos, expertos y organizaciones que trabajan en el ámbito rural, como palanca el desarrollo de nuevas políticas y programas para las zonas rurales.
Nuestro equipo de investigación de la Universidad de Málaga formará parte del grupo de coordinación del Observatorio Europeo de Jóvenes Rurales a partir de finales de 2023.
Mariano Soler-Porta, Profesor, Universidad de Málaga
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.
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