Huesos de ballena dan pistas sobre las antiguas tradiciones de su caza en Europa

Los resultados de la investigación de un equipo de España y Noruega indican que las primeras actividades de este tipo estaban muy extendidas en toda Europa atlántica y contribuyeron a extinguir en esta zona a dos especies: la ballena franca atlántica y la ballena gris

Huesos de ballena dan pistas sobre las antiguas tradiciones de su caza en Europa
Restos fósiles del Museo Marítimo de Aturias en Luanco. / Universidad de Oviedo

Tiempo de lectura estimado: 6 minutos


Fuente: SINC
Derechos: Creative Commons.

Hasta ahora se sabía que la caza de ballenas en Europa se realizó durante cientos de años, pero la caza preindustrial de ballenas en Europa era poco conocida. Un nuevo estudio publicado en la revista Royal Society Open Science, en el que participa la Universidad de Oviedo a través del Instituto de Recursos Naturales y Orientación del Territorio (Indurot), sugiere que estas primeras actividades balleneras estaban muy extendidas y tuvieron un impacto significativo en las poblaciones de ballenas en aguas europeas.

Un grupo de arqueólogos, dirigido por Youri van den Hurk desde la Universidad Noruega de Ciencia y Tecnología, analizó 719 huesos de yacimientos arqueológicos de todo el norte y oeste de Europa y su colágeno preservado para identificar la especie.

Carlos Nores, investigador del Indurot y participante en el estudio, explica que los arqueólogos descubrieron que muchos huesos pertenecían a dos especies de ballenas que ya no están presentes en aguas europeas.

Se cree que más de 300 restos de huesos proceden de la ballena franca del Atlántico Norte. Esta gran especie de ballena actualmente solo se puede encontrar en la costa norteamericana del Atlántico Norte, aunque antiguamente fue ampliamente capturada en aguas europeas.

La ballena franca del Atlántico Norte está en peligro crítico y solo quedan entre 300 y 400 individuos. La segunda especie que se encontró en grandes cantidades es la ballena gris, de la que se hallaron algo más de 100 huesos. Esta especie está ahora extinta en el Atlántico Norte y actualmente solo se puede encontrar en el Pacífico Norte.

Nores destaca que tanto la ballena franca del Atlántico Norte como la ballena gris son especies muy costeras, lo que las puso al alcance de los balleneros medievales como los españoles del Cantábrico, los normandos, los flamencos y los escandinavos. El estudio apunta que La ballenación, desde antes de la Edad Media, pudo jugar un papel clave en su desaparición de aguas europeas.

Además, el trabajo sugiere que la caza de ballenas grises existió desde hace mucho tiempo. La cultura Vlaardingen de los Países Bajos lo hizo en la Edad de Piedra tardía, entre 3500-2500 AC, lo que podría representar una de las tradiciones balleneras más antiguas de Europa.

Aprender del pasado con vistas al futuro

Los investigadores señalan que mirar hacia el pasado proporciona una mejor comprensión de dónde vivieron la ballena franca del Atlántico Norte y la ballena gris, y cuáles fueron sus patrones de migración.

En las últimas dos décadas, al menos tres individuos de ballena gris han vuelto a entrar en el Atlántico desde el Pacífico Norte. Comprender cómo las primeras actividades balleneras afectaron a las ballenas europeas es vital para su conservación. Si se produce un retorno a las aguas europeas, podemos proteger mejor a la ballena gris sabiendo dónde alguna vez prosperó.

Carlos Nores destaca que el trabajo ahora publicado es el estudio arqueozoológico más completo realizado hasta la fecha en toda Europa sobre las ballenas.

“Se han podido estudiar 96 restos óseos de cetáceo procedentes de Luanco, Candás, Lastres, Gobiendes, Ribadesella, Toranda y Llanes, así como otros 48 procedentes de otras provincias españolas, como Cantabria (Oyambre), A Coruña (Porto de Bares), Lugo (San Cibrao) y Pontevedra (A Lanzada y Pontevedra) y Cantabria”, afirma el investigador de la Universidad de Oviedo.

El estudio también ha proporcionado información sobre la captura de ballenas en época romana y altomedieval, etapas en las que la documentación escrita disponible sobre la caza de las ballenas en Europa era casi inexistente y sobre las que la arqueología es capaz de proporcionar nuevas e importantes informaciones.

Este aprovechamiento tan temprano permite explicar por qué la ballena gris desapareció tan pronto del océano Atlántico y su presencia en nuestras aguas pasó inadvertida durante la más conocida etapa de la caza de ballenas bajomedieval y de la Edad Moderna.

Aunque el golfo de Vizcaya no parece haber constituido el hábitat óptimo para esta especie, puesto que la mayor parte de los restos aparecieron en las costas de Flandes y Países Bajos, el estudio identificó ejemplares de ballena gris localizados en San Cibrao (Lugo), Cudillero y Guéthary (Pirineos Atlánticos, Francia), que se suman al ya identificado hace algunos años en la Campa Torres (Gijón) y en la provincia de Cádiz (Bolonia y Algeciras).

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