Energía solar: cómo nuestros vecinos del norte de Europa producen más con menos

La transición energética hacia un modelo basado en energías renovables es ya un hecho. Los Estados miembros de la Unión Europea dirigen la punta de lanza de la investigación en tecnologías limpias y cada año se alcanzan niveles récord de producción de energía libre de dióxido de carbono

Energía solar: cómo nuestros vecinos del norte de Europa producen más con menos
Foto de American Public Power Association en Unsplash

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Ana Larrañaga Janeiro, Universidade de Vigo; Juan Jesús Rico Fuentes, Technical University of Dortmund; Moisés Cordeiro Costas, Universidade de Vigo y Raquel Pérez Orozco, Universidade de Vigo

Los países situados en los lindes meridionales de la Unión están llamados a liderar el aprovechamiento del mismo recurso que a tantos turistas atrae año tras año: el Sol. Una ciudad como Sevilla recibe más de 3 200 horas de sol anuales, mientras que Dresde, una de las más soleadas de Alemania, 1 770.

La abundancia de horas de sol representa una oportunidad para avanzar en la transición hacia las energías renovables. Los tejados, espacios normalmente infrautilizados, resultan ideales para la instalación de paneles solares. Es algo que no ha pasado inadvertido para la Unión Europea, que presenta el aprovechamiento del sol en los tejados como una solución clave en la reducción de emisiones.

Este hecho hace pensar que a más horas de sol, mayor capacidad. Sin embargo, las estadísticas indican que los campeones en potencia fotovoltaica instalada per cápita se sitúan al norte. Países Bajos, Alemania y Bélgica encabezan con una cómoda ventaja estos rankings. España aparece en el puesto número 6.

Quien golpea primero, golpea dos veces

La situación del gigante alemán es particularmente interesante. Su posición como la mayor economía de la Unión Europea lo convierte en referente, y su sistema energético ha vivido una auténtica revolución en los últimos años. Atrás quedaron ya las grandes minas de carbón de la cuenca del Ruhr que alimentaron las llamas del progreso en los siglos XIX y XX. Aunque con notables excepciones, hoy el mosaico que es el sistema energético alemán es más diverso, más flexible y más resiliente que nunca.

La relación de Alemania con la energía solar ha estado marcada por el gran compromiso de la administración pública con su implantación desde inicios de siglo. El apoyo legislativo a las energías renovables se ha basado en las últimas dos décadas en la Ley de Energías Renovables del año 2000.

La norma, revisada en siete ocasiones desde entonces, estableció subsidios a los generadores de energía renovable. Estos pagos hicieron más atractivas las inversiones tempranas en sistemas solares y la investigación en nuevas tecnologías.

Recientemente, Alemania ha desbancado a España (que ostentaba el primer puesto con el parque fotovoltaico Francisco Pizarro de Iberdrola, con 553 MW) con el nuevo parque solar más grande de Europa (605 MW), que cuenta con más de un millón de paneles solares que proporcionarán electricidad a Shell durante las próximas tres décadas. Curiosamente, este nuevo parque, Energiepark Witznitz de la promotora MoveOn Energy, se está construyendo sobre una antigua mina de lignito que cubre un espacio de más 500 hectáreas.

Adaptación constante, la clave del éxito

Desde entonces la ley ha cambiado y los pagos casi han desaparecido, pero el menor precio de los paneles, que ha bajado hasta un 90 % desde 1990, ha permitido el continuo crecimiento del sector. Especialmente para instalaciones de baja potencia, el sistema de pago por generación sigue a pleno rendimiento. El objetivo de la última revisión de la norma queda claro: aprovechar al máximo los tejados de las viviendas para la generación de energía.

El efecto que el conflicto armado en Ucrania ha tenido sobre la economía alemana ha sido transformador en todos los sectores. El fin de las importaciones de gas desde Rusia en 2022 marcó un cambio de rumbo en la política energética alemana. Desde entonces, la instalación de nuevos sistemas fotovoltaicos se ha disparado. La asociación alemana de industrias solares (BSW) recoge en su informe anual de 2023 más de un millón de nuevas instalaciones, un crecimiento del 85% respecto al del año anterior. Y las previsiones para el 2024 muestran que la tendencia continúa.

Una población concienciada

Esta estrategia de descentralización de la producción energética resulta no solo en una red de generación de energía más fuerte, sino también en una población más concienciada e implicada con las causas medioambientales. Alemania cuenta con uno de los movimientos ecologistas más fuertes de la UE, con una notable presencia en el Parlamento y partícipe en varios gobiernos. Algunos estudios indican que esta “conciencia verde” es transversal a todo el espectro político.

Recientes encuestas muestran que las plantas fotovoltaicas gozan de mayor popularidad que cualquier otra forma de generar energía. Esta aceptación es incluso mayor cuando se propone una instalación en las cercanías de la persona encuestada.

El potencial en el sur

Las cifras son claras: una instalación fotovoltaica en el norte de la península ibérica puede generar un 30 % más de energía que una similar en el centro de Alemania. Si se plantea en el sur de la península, hasta un 60% más.

El potencial solar de España está fuera de toda duda, y existen ejemplos de éxito en la implantación de sistemas fotovoltaicos a todas las escalas. En los primeros años del siglo XXI, España ocupaba una posición de liderazgo en renovables. Plantas como la de Olmedilla de Alarcón, la más grande del mundo en 2008, daban fe de ello.

El daño del “impuesto al Sol”

Y, sin embargo, una serie de normativas implantadas desde 2010 pusieron coto a ese crecimiento. Las complicaciones administrativas y la falta de incentivos frenaron en seco el desarrollo solar. La más dañina de estas regulaciones, el conocido como “impuesto al sol”, fue una de las responsables de que entre 2015 y 2018 apenas se realizasen inversiones.

Además, los largos retrasos en los pagos de las subvenciones han dañado el potencial de los tejados solares. Tras su derogación en 2018, la potencia instalada se ha multiplicado casi por 6, recortando la distancia con los gigantes alemanes. En el presente, España se sitúa segunda a nivel de crecimiento solar en la UE.

Se ha retomado el camino correcto, pero los años de parón han pesado en un sector renovable que pugna por afianzarse.

La producción energética renovable ya es mayoritaria desde 2023 en el mix energético español.

La independencia del sistema eléctrico ibérico ha demostrado ser de gran importancia ante la inestabilidad exterior. Reforzar este sistema aprovechando un recurso tan abundante como el sol es garantía de un futuro próspero.

The Conversation

Ana Larrañaga Janeiro, Investigadora predoctoral en el área de eficiencia energética, Universidade de Vigo; Juan Jesús Rico Fuentes, Research Fellow, Laboratory of Transport Processes, Technical University of Dortmund; Moisés Cordeiro Costas, Investigador posdoctoral en el área de eficiencia energética, Universidade de Vigo y Raquel Pérez Orozco, Docente e Investigadora en el Área de Sostenibilidad Energética - Escuela de Ingeniería de Minas y Energía - Universidade de Vigo, Universidade de Vigo

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.

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