La actividad volcánica de la península ibérica se extendió hasta hace 8.300 años

Un grupo internacional con participación española ha desvelado que la erupción del volcán Croscat, situado en la Garrotxa (Girona), habría sido la última de la península. El proyecto ha fechado este evento mediante la utilización del método del Carbono 14 con la materia orgánica presente en el suelo que fue cubierto por la colada de lava

La actividad volcánica de la península ibérica se extendió hasta hace 8.300 años
El Parque Natural de La Garrotxa, en Girona, engloba numerosos conos volcánicos que han sido activos en los últimos 700.000 años. / Llorenç Planagumà (Tosca Environment Services of Education)

Tiempo de lectura estimado: 5 minutos


Fuente: IPHES
Derechos: Creative Commons.

Un equipo de investigadores de distintos centros nacionales e internacionales, el IPHES-CERCA, Universitat Rovira i Virgili, Universidad de Burgos, IDAEA-CSIC, Universitat Autònoma de Barcelona, Universidad de Valencia y la Universidad de Montpellier, ha llevado a cabo un estudio paleoambiental sobre la evolución paleoclimática, la actividad volcánica y su impacto socioecológico en el Campo Volcánico de La Garrotxa (Girona). Los resultados se han publicado en las revistas The Holocene y Scientific Reports.

El trabajo realizado sobre un sondeo de 14 metros de profundidad en el Vall d´en Bas (Girona) ha revelado datos inéditos sobre la evolución paleoclimática y paleoambiental del Campo Volcánico de La Garrotxa (GVF, Girona).

Los investigadores han descubierto que su actividad volcánica se extendió hasta hace solo 8.300 años (hasta ahora se pensaba que el vulcanismo cesó hace unos 13.000 años), lo que constituye el vulcanismo más reciente de toda la península ibérica.

Dicha actividad volcánica hizo que varias coladas volcánicas obturasen el valle del río Fluvià cerca de Olot y se formara un gran lago en la llanura que hoy día se conoce como Pla de les Preses. 

El proyecto ha fechado esta erupción mediante la utilización del método del carbono 14 con la materia orgánica presente en el suelo que fue cubierto por la colada de lava.

Los sedimentos que se depositaron en este antiguo lago rodeado de volcanes, que incluyen numerosas capas de cenizas y lapilli volcánicas, han sido estudiados por distintos especialistas, analizándose distintos indicadores sedimentarios, paleoclimáticos y biológicos como la cronoestratigrafía, sedimentología, polen, ostrácodos, algas lacustres, diatomeas, etc.

Todo ello ha hecho posible reconstruir la evolución paleoclimática de los últimos 13.000 años del noreste de la península ibérica, el vulcanismo de La Garrotxa, y el impacto de dichas erupciones en los ecosistemas vegetales, lacustres y en las poblaciones humanas mesolíticas de la zona.

Evolución paleoambiental

La secuencia sedimentaria del sondeo estudiado registra señales locales y regionales relacionadas con la dinámica geomorfológica, paleoclimatológica y volcánica del campo volcánico de La Garrotxa.

Los indicadores geológicos y biológicos analizados, organismos acuáticos, registro polínico, la sedimentología y la geoquímica reportan principalmente variaciones hidrológicas locales, que se han podido relacionar con las principales tendencias climáticas del Holoceno y finales del Pleistoceno, incluidos varios cambios climáticos abruptos que ofrecen pistas sobre los procesos que podrían desencadenarse en el contexto del actual calentamiento global.

En el área más cercana a la zona de actividad volcánica (hasta 50 km) y durante los eventos de erupción volcánica, diferentes procesos como los flujos de lava, depósito de materiales volcánicos, lluvia de ceniza, emanación de gases, aerosoles, flujos piroclásticos y terremotos, afectaron a la flora y fauna (biorecursos) así como la calidad del aire y del agua, y constituyeron un peligro para las poblaciones humanas.

En ese sentido, y a partir del estudio de yacimientos arqueológicos cercanos, se observa que las poblaciones de cazadores-recolectores más cercanas abandonaron el área temporalmente durante los períodos de alta actividad volcánica, para luego regresar en épocas de quietud, demostrando una alta capacidad de reorganización y adaptación.

Los trabajos publicados muestran, con gran detalle, la evolución paleoambiental del noreste de la península ibérica y el impacto socio-ecológico del vulcanismo ocurrido en La Garrotxa.

Además, ponen de manifiesto el interés de desarrollar investigaciones paleoecológicas interdisciplinares, que analicen todos los procesos involucrados en las transformaciones del paisaje causadas por el vulcanismo y permitan una correcta comprensión y conocimiento de sus repercusiones.

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