Los límites para el planeta deben integrar la justicia con las personas
El sistema Tierra está en peligro, ya que muchos ‘elementos críticos climáticos’ han sido transgredidos y otros están a punto de atravesar sus umbrales de no retorno, según un informe internacional en el que participan científicos españoles. La equidad y seguridad se erigen como nociones esenciales que hay que tener en cuenta para preservar la vida, más allá de poner un tope al aumento global de las temperaturas
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Hay lugares de la Tierra en que ya no es seguro, ni justo, tener que vivir. En efecto, la noción de justicia acota el espacio disponible para los humanos en este mundo, según una de las frases conclusivas de un estudio sobre los límites del sistema Tierra.
Este recorte de posibles sitios habitables en el presente y en el futuro cercano viene dado por los efectos que el cambio climático va dejando patentes en el planeta, dado que muchos puntos de inflexión se han transgredido ya en esta era denominada Antropoceno.
Se trata de daños causados por el calentamiento global que condicionan la vida de poblaciones en regiones cada vez más amplias de la superficie terrestre. Entre otras cosas, el trabajo confirma que el mundo ha rebasado el límite ‘seguro y justo’ para el clima, fijado en 1 °C por encima de los niveles de temperatura preindustriales, y que decenas de millones de personas se ven perjudicadas actualmente por el cambio climático.
Contra la inequidad de estos estragos sostenidos en el tiempo y que no parecen revertirse únicamente a fuerza de limitar el incremento de las temperaturas globales al 1.5 °C, se ha elaborado este informe llamado 'Safe and just Earth system boundaries', en el que participaron más de 40 científicos internacionales, entre ellos, investigadores del Basque Centre for Climate Change (BC3).
El documento de la Earth Comission (Comisión de la Tierra), que se publica en Nature, alerta sobre la insuficiencia en el establecimiento de algunos objetivos mundiales y llama a gestionar todos los demás procesos biofísicos de la Tierra que determinan las condiciones básicas de existencia de los seres humanos y la estabilidad de los ecosistemas.
Los términos que, dando un paso más allá del Acuerdo de París, deberían guiar las metas, según esta comisión —reunida por la red de científicos de Future Earth y eje de la Global Commons Alliance— son los de seguridad y justicia, evaluadas a partir de la premisa de evitar daños significativos a las personas en todos los continentes.
“No podemos tener un planeta ‘seguro’ en términos biofísicos sin justicia: hay pruebas abrumadoras de que un enfoque de justicia y equidad resulta esencial para la estabilidad planetaria”, afirma la profesora Joyeeta Gupta, coautora y copresidenta de la Comisión de la Tierra y catedrática de Medio Ambiente y Desarrollo en el Sur Global de la Universidad de Ámsterdam, en la presentación del estudio.
“La justicia es una necesidad para que la humanidad viva dentro de los límites planetarios. No es una opción política”, señala Gupta. De ahí la importancia de evaluarla y cuantificarla para las mismas variables de control que regulan el soporte vital y la estabilidad de la Tierra.
Así, la Comisión de la Tierra ha cuantificado los límites seguros y justos del clima, la biodiversidad, el agua dulce y los distintos tipos de contaminación del aire, el suelo y el agua, y la mayoría se han traspasado.
“Los resultados son bastante preocupantes: dentro de los cinco ámbitos analizados, ya se han transgredido varios límites, a escala global y local. Esto significa que, a menos que se produzca una transformación a tiempo, es muy probable que se haga inevitable cruzar puntos críticos de cambio irreversible (tipping points) y, en consecuencia, un impacto generalizado en el bienestar humano. Evitar ese escenario es crucial”, asevera Johan Rockström, copresidente de la Comisión, autor principal y director del Instituto de Potsdam para la Investigación del Impacto Climático.
La interconexión, a diferentes escalas
“El sistema Tierra es un conjunto interconectado de procesos biofísicos que operan a través de regiones y escalas. Las interferencias en una parte del mundo pueden tener enormes repercusiones en otras regiones", en palabras de Wendy Broadgate, directora ejecutiva de la Comisión de la Tierra y Directora de Future Earth, Global Hub, en Suecia, quien considera pertinente utilizar los topes de los sistemas de nuestro planeta como punto de entrada para una "acción integral y transformadora".
Los límites seguros garantizan unas condiciones estables y resistentes en la Tierra, y utilizan un funcionamiento del sistema terrestre similar al del Holoceno interglaciar como punto de referencia para un planeta sano, según exponen los comisionados. Una Tierra estable y resistente está dominada por retroalimentaciones equilibradoras que hacen frente a las perturbaciones y las amortiguan.
Los científicos aseveran que, por primera vez, se han medido el mismo conjunto de variables —aquellas que regulan el soporte vital y la estabilidad de la Tierra— y que la meta de evitar el daño significativo a las poblaciones humanas fue el criterio utilizado para la dimensión de justicia, lo cual implica la definición de límites más estrictos.
Por ejemplo, ya no pueden considerarse apenas ‘amenazas’ las actividades humanas que están alterando los flujos de agua, liberando cantidades excesivas de nutrientes en las vías fluviales por el uso de fertilizantes o estrechando las áreas naturales.
“El sistema Tierra está en peligro, ya que muchos ‘elementos críticos climáticos’ (tipping elements) están a punto de atravesar sus umbrales, donde habrá un cambio que no será reversible. En la literatura científica se han identificado, por ahora, 17 elementos críticos climáticos, de los cuales 9 están relacionados con la criosfera. La criosfera en áreas de alta montaña de Asia (Asia High Mountain Cryosphere -AHMC-) está cambiando rápidamente y a punto de convertirse en un nuevo ‘elemento crítico climático', lo que puede repercutir en la socioeconomía regional", por ejemplo, en la descripción del profesor Dahe Qin, copresidente de la Comisión y director del Comité Académico de la Academia China de las Ciencias.
Los puntos de no retorno
Consultada por SINC, la profesora Diana Liverman, de la Universidad de Arizona y representante de la Comisión, declara que “aunque varios estudiosos han vinculado las cuestiones de la estabilidad del sistema terrestre y la justicia, ya que están conectadas dentro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), este documento trata de cuantificar los límites para prevenir los riesgos del sistema terrestre de manera que también sean justos en términos de reducción de daños a los seres humanos”. Mientras que “el límite de 1,5 ºC puede prevenir los puntos de inflexión del sistema terrestre, 1 ºC es más justo en términos de reducción de los daños del cambio climático”, explica.
Sobre qué tipo de daños estaríamos a tiempo de evitar, en conocimiento de estas mediciones, Liverman sostiene que “estableciendo límites científicos y traduciéndolos en acciones por parte de gobiernos, ciudades y empresas podemos limitar el cambio del sistema terrestre y reducir los impactos injustos sobre los más vulnerables”.
La investigadora recuerda que “muchas de las comunidades más vulnerables viven en los países más pobres, a lo largo de las costas, en las grandes ciudades y en regiones con riesgo de sequía y olas de calor”. Además, se podrían “limitar los daños derivados del uso excesivo del agua y la contaminación, y de la degradación de los servicios que presta la naturaleza, estableciendo objetivos basados en la ciencia”, destaca.
El tiempo apremia, pero “estamos a tiempo”, opina Liverman. Sin embargo, la coautora del trabajo remite a los plazos del Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), el cual ha advertido que, en cuanto al clima, “el margen de actuación para mantener el calentamiento por debajo de 1,5 °C se está cerrando rápidamente”.
No obstante, “en otros ámbitos, como el uso del agua o la biosfera, puede que tengamos más tiempo para actuar en los límites globales, pero ya se están produciendo daños en algunas regiones”, advierte.
Acerca de las opciones con que cuentan las poblaciones más afectadas para adaptarse al cambio del sistema terrestre, la investigadora enumera “la adaptación al clima, la limpieza de la contaminación y la restauración de la biosfera”. No obstante, insiste en que “los perjudicados no suelen ser los responsables, por lo que es importante establecer principios de justicia para garantizar que los responsables actúen para prevenir los riesgos o reparar los daños”.
Por su parte, Noelia Zafra Calvo, investigadora del centro español BC3, resalta también el valor del estudio, ya que, “por primera vez, se aborda el tema de la justicia en los cálculos de la estabilidad del sistema Tierra”, en un examen que ha durado más de tres años y ha reunido a expertos de múltiples disciplinas para “poder sintetizar datos, avanzar discusiones conceptuales, integrar modelos numéricos y matemáticos que pudieran realizar los cálculos de las interacciones entre los distintos elementos analizados, y contando con la justicia como un eje vertebrador”.
Sobre la participación del BC3, aclara que es un “centro de investigación que pone especial énfasis en la lente social-ecologica para abordar los retos actuales”. Por lo tanto, en sus palabras, “la aportación se ha hecho desde esta lente, en concreto, participando en el análisis del sistema biosfera, del cual ya se publicaron los primeros resultados en Science, en 2020”. Se trataba de establecer “cuánta naturaleza se necesita preservar en espacios modificados por el hombre a nivel local para que los sistemas puedan seguir cumpliendo sus funciones de sostener la vida (entre ella la de los seres humanos) en la Tierra”.
La experta española espera, además, que estos datos aportados a la Comisión de la Tierra contribuyan a la hora de “la negociación del nuevo marco de conservación de la biodiversidad para 2030”.
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