Los muchos beneficios de la naturación urbana
La naturación mejora la salud, el medio ambiente y las condiciones socioeconómicas con un enfoque holístico que facilita la toma de decisiones a planificadores urbanos
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Julián Briz Escribano, Universidad Politécnica de Madrid (UPM); Isabel de Felipe Boente, Universidad Politécnica de Madrid (UPM) y Teresa Briz, Universidad Politécnica de Madrid (UPM)
La contaminación, el estrés y el aislamiento azotan al urbanita y afectan a su salud física y mental. El modelo de ciudad actual no es viable. Por eso se necesita plantear estrategias asequibles, como la naturación (incorporación de la naturaleza en nuestro entorno) para mejorar sus condiciones de salud y socioeconómicas.
En 2050, más del 75 % de la población mundial habitará en ciudades. Debemos establecer unos indicadores para el desarrollo urbano que fomenten la equidad social en un entorno saludable en materia alojamiento, transporte y alimentación.
La naturación mejora la salud, el medio ambiente y las condiciones socioeconómicas con un enfoque holístico que facilita la toma de decisiones a planificadores urbanos.
Trabajos de distintos autores evalúan los efectos de la naturación en su entorno. Proporciona servicios ecosistémicos que influyen en la calidad del aire, el clima, el ahorro energético y el bienestar social.
Calidad del aire
Se estima que la contaminación aérea causa 6,5 millones de muertes anuales debido a los niveles de CO₂, NO₂, ozono y partículas en suspensión PM10 y PM2,5.
Reducir la contaminación atmosférica implica disminuir la emisión de las fuentes contaminantes (tráfico, calderas de calefacción, industrias) y aumentar las inmisiones, a través de la naturación.
La naturación reduce la contaminación aérea y con ello las enfermedades relacionadas, como asma, infartos y problemas cardiovasculares.
Calor
La vegetación mitiga el calentamiento urbano, ahorra energía y mejora el confort térmico y húmedo del entorno. Experiencias varias muestran una reducción térmica de hasta 4,9 grados en periodos cálidos, con ahorro energético de 40 kW día en invierno y 24,7 kW en verano.
La temperatura ambiente influye en el bienestar humano, en tanto que la superficial lo hace en el intercambio calórico. Esto ha de tenerse en cuenta según el objetivo que se busque.
Las cubiertas verdes generan aire más frío y denso que, al deslizarse hacia abajo, desplaza el aire caliente más contaminado.
Ahorro energético y aislamiento acústico
Las cubiertas verdes producen un aislamiento térmico y acústico. En verano, la vegetación refleja la mayor parte de la luz sin absorberla y la humedad de las plantas y sustratos producen enfriamiento por la evaporación. En invierno hay un colchón planta-sustrato aislante.
El aislamiento acústico se genera por las plantas que absorben las frecuencias más altas, mientras que las más bajas se bloquean por el substrato y el aire intersticial. Con ello se reduce la resonancia 3 dB y el aislamiento acústico es de hasta 8 dB, que a nivel de ruido para el oído humano supone un 50 % más silencioso.
Ocio y cohesión social
La salud mental y afectiva interacciona con espacios de recreo, donde el aumento de la biodiversidad se refleja en la proliferación de plantas autóctonas silvestres con mayor polinización y presencia de mariposas, insectos y aves.
Al mantener la humedad, actúa como barrera contra incendios, mientras la estética y el paisajismo crean un ambiente curativo, con incidencia positiva en hospitales y residencias. La presencia de espacios verdes recreativos fomenta la cohesión social, facilitando encuentros y tareas comunes.
Posibles efectos negativos
No obstante, la naturación tiene algunos aspectos negativos que hay que considerar. Nos referimos a las alergias y los gases que desprenden las plantas, que pueden contener componentes volátiles orgánicos biogénicos. Son compuestos no metílicos, incluyendo carbonatos, alcoholes y ácidos, entre otros. El principal es el isopreno.
La ubicación de las plantas en las calles puede actuar de barrera a las corrientes de aire e impedir que se renueve. Por ello, importa el tipo y tamaño de los árboles, siendo aconsejables los parterres y las fachadas verdes.
Aprendiendo la lección
En 2050, millones de personas vivirán en suburbios y zonas marginales, de forma insalubre y pobre, afectadas por el cambio climático, pandemias y desajustes laborales por las nuevas tecnologías. Ello obliga a tomar medidas adecuadas para tratar de corregir el drama actual y venidero, buscando soluciones basadas en la naturaleza.
El reto para los actores sociales de la naturación (investigadores, funcionarios, gestores, empresarios, divulgadores) es diseñar estrategias que muestren los efectos positivos en la salud y en aspectos socioeconómicos de la naturación urbana, creando una conciencia favorable a su implantación.
Como reflexiones finales, podemos señalar que la interacción entre el bienestar social y la naturación debe impulsarse teniendo en cuenta distintos escenarios:
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Equidad y justicia social: la presencia de la naturación mejora las condiciones sanitarias. Los barrios marginales son los que muestran un mayor déficit en áreas verdes y peores condiciones saludables.
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Cambio climático y medio ambiente: la existencia de cinturones y zonas verdes facilita actividades recreativas en áreas atemperadas climatológicamente y más saludables.
La gobernanza de la planificación urbana debe contabilizar además la reducción de costes derivados de la naturación, fomentando las inversiones públicas y privadas. Finalmente, la naturación tiene una correlación con el estatus socioeconómico del vecindario, de ahí que un incremento de la misma se considere progresista.
Siguiendo el lema de Singapur, el objetivo no es tener un jardín en la ciudad, sino que la ciudad se ubique en un jardín.
Julián Briz Escribano, Catedrático emérito, Universidad Politécnica de Madrid (UPM); Isabel de Felipe Boente, Profesora jubilada de Economía y Desarrollo, Universidad Politécnica de Madrid (UPM) y Teresa Briz, Profesora Contratada Doctora. Escuela Técnica Superior de Ingeniería Agronómica, Alimentaria y de Biosistemas, Universidad Politécnica de Madrid (UPM)
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.
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