Desarrollan un nuevo tratamiento contra la helmintiasis intestinal que afecta a un quinto de la población global

La terapia combina dos fármacos ya existentes en una única pastilla para cubrir las cinco especies de gusanos que causan infecciones, especialmente en niños de comunidades que sufren de pobreza estructural. El estudio, que cuenta con participación española, se lleva adelante a través del proyecto STOP2030, una colaboración público-privada entre instituciones europeas y africanas

Desarrollan un nuevo tratamiento contra la helmintiasis intestinal que afecta a un quinto de la población global
Evaluación clínica de niños participantes en los ensayos de los proyectos STOP I y STOP II, precedentes a STOP2030, en Kwale, Kenia. / Stella Kepha et al, Kenya Medical Research Institute / Proyecto STOP2030

Tiempo de lectura estimado: 10 minutos


Fuente: SINC
Derechos: Creative Commons.

La helmintiasis es una patología que, según la Organización Mundial de la Salud, afecta a 1 500 millones de personas (un quinto de la población global), sobre todo en África y el Sudeste asiático, y que merma el crecimiento y el desarrollo, especialmente en niños de entornos empobrecidos. Se contrae a través de unos gusanos llamados helmintos y en contacto con el suelo, agua o vegetales contaminados por los huevos y larvas provenientes de la materia fecal de otros infectados, por caminar con los pies descalzos y cuando hay escaso acceso a la higiene de manos. 

Ahora, los responsables del proyecto europeo STOP2030 (Stop Transmission Of intestinal Parasites) han anunciado la recepción de 4,3 millones de euros por parte de la Comisión Europea y del gobierno suizo para implementar una novedosa coformulación de dos fármacos contra esta enfermedad intestinal parasitaria que provocan cinco especies de helmintos (el Ascaris lumbricoides, el Necator americanus, el Ancylostoma duodenale, el Trichiuris trichiura y el Strongyloides stercoralis).

La singularidad de este tratamiento reside en la combinación de dos fármacos distintos (albendazol e ivermectina), ya aprobados para su uso por separado, que cuentan con mecanismos de acción diferentes para cubrir de manera segura y eficaz las cinco especies de parásitos que causan la dolencia, cuyas señales y síntomas (anemia, malnutrición, falta de desarrollo físico y cognitivo, dolor abdominal y diarrea) provocan una gran carga de morbilidad.

Consultado por SINC acerca de las terapias que se aplicaban hasta el presente, Alejandro Krolewiecki, investigador principal y coordinador científico del proyecto, explica que “se dispone de medicamentos que están actualmente en uso en campañas de desparasitación, tales como albendazol y mebendazol” y que “estos son útiles para un adecuado tratamiento en monodosis de tres especies (Ascaris lumbricoides, Necator americanus y Ancylostoma duodenale)”.

Del mismo modo, agrega, “aunque no disponible a través de mecanismos de donación, ivermectina es activa en el tratamiento de Strongyloides stercoralis; sin embargo, para Trichuris trichiura, únicamente se alcanzan tasas de cura aceptables con el uso de albendazol (o mebendazol) e ivermectina”.

El objetivo de este nuevo tratamiento combinado es ayudar a controlar una enfermedad endémica que dificulta el desarrollo económico de la población, ya que constituye un obstáculo para una vida laboral y escolar normal, en África subsahariana y otras regiones afectadas.

“Todas aquellas zonas en regiones tropicales y subtropicales del mundo en los que existen comunidades con carencia de agua potable y saneamiento ambiental sufren de estas endemias; esto incluye al África subsahariana, expertoste asiático, Latinoamérica e islas del Pacífico, detalla Krolewiecki, quien remite a la página de la Organización Mundial de la salud-OMS (WHO, por sus siglas en inglés) a fin de conocer la incidencia de la enfermedad por países y regiones específicas.

Para el investigador argentino, existe “un circuito de retroalimentación negativa entre pobreza y enfermedad, junto a sistemas de salud debilitados”. De ahí el valor de STOP2030, que propone un acercamiento a la helmintiasis que integra un tratamiento de amplio espectro con la planificación de una estrategia de implementación para el éxito a largo plazo.

Esta estrategia supone el establecimiento de un diálogo con responsables políticos para asegurar un amplio alcance del tratamiento y la asistencia en el control de estas infecciones, en línea con el objetivo de la OMS de reducir la prevalencia de infecciones de intensidad grave y moderada en niños a menos del 2 % antes de 2030. 

La meta de la OMS, por tanto, debería traducirse sobre el terreno en la erradicación de la helmintiasis como un problema de salud pública en menos de una década. 

El sur lidera, el norte colabora

El proyecto STOP2030 es una colaboración público-privada constituida por las instituciones africanas Ghana Health Service y Kenya Medical Research Institute (KEMRI) con las instituciones europeas Laboratorios Liconsa, Fundación Mundo Sano, Instituto de Salud Global Barcelona (ISGlobal), Bridges to Development y Genome Research Limited.

“A menudo las colaboraciones científicas entre África y Europa han consistido en centros de investigación de países desarrollados que implementan proyectos a través de socios en países en desarrollo. Estamos entusiasmados de romper esta dinámica con colaboradores en África que liderarán partes esenciales del trabajo, mientras los países del norte actuarán como socios colaboradores”, declara, por su parte, Alan Brooks, socio director de Bridges to Development.

Según estos socios colaboradores, el trabajo conjunto dentro del consorcio es el pilar fundamental del proyecto, aunando el conocimiento y la experiencia que aportan los países afectados con la financiación y la experiencia de la UE. “Creemos que esta combinación podría mejorar la salud y bienestar de millones de personas en todo el mundo, y queremos asegurar que la información llegue a los programas de salud de países con rentas bajas y medias cuanto antes”, afirma Julie Jacobson, codirectora de la misma organización.

Por su parte, ante la pregunta acerca del modo concreto en que esa colaboración se lleva a cabo, Krolewiecki, investigador de la Universidad Nacional de Salta (Argentina), responde que, “más allá de la localización de cada miembro del consorcio, este proyecto reúne experiencias complementarias”. Así, describe, los socios se organizan “a partir de cinco paquetes de trabajo, con áreas temáticas específicas que aportan de manera interactiva al objetivo final común de validar e implementar abordajes innovadores para el control de las helmintiasis intestinales”.

El trámite ante las autoridades regulatorias

STOP2030 es la continuación del proyecto STOP, que probó la coformulación de dos fármacos en tres países africanos en un ensayo clínico aleatorio en fase adaptativa II-III con resultados exitosos en más de 1 100 niños.

¿Cuándo piensan que podría llegar a implementarse la nueva terapia combinada?, es la pregunta que se le formula a Krolewiecki. El científico responde que “actualmente los proyectos STOP I y II están completando las actividades y la preparación del dossier de la coformulación ALB/IVM que ingresará a la Agencia Europea del Medicamento (EMA) para evaluación, en noviembre de este año”.

Asimismo, el experto informa que, “en el marco del STOP2030, se presentará el dossier también a las agencias de medicamentos de Ghana y Kenia”. Y añade: “Los estudios de eficiencia, seguridad ampliada y aceptabilidad se encuentran en etapa de redacción de protocolos para su presentación a autoridades regulatorias. La planificación cuenta con el inicio de estudios de implementación en 12 meses”.

El proyecto está financiado por el Global Health EDCTP3 Joint Undertaking, que une a la UE y al programa EDCTP (Cooperación de Europa y los países en desarrollo sobre ensayos clínicos), con la contribución del gobierno suizo.

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