Doñana cerró 2022 con récord de temperatura máxima y escasas precipitaciones
La laguna de Santa Olalla se secó a finales de agosto del año pasado, y las cifras de aves acuáticas invernantes en el Parque constituyeron el segundo valor más bajo de la serie histórica. Además, la lluvia fue muy escasa, según un informe de la Estación Biológica de Doñana
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La Estación Biológica de Doñana (EBD), junto con la Infraestructura Científico-Técnica Singular de la Reserva Biológica (ICTS-RBD), han presentado esta semana los resultados de su programa de seguimiento del año 2022. Este informe recoge periódicamente información científica para analizar la evolución del estado de conservación del Parque y permite detectar cambios en los ecosistemas.
“Presentamos la Memoria del seguimiento realizado a lo largo del año hidrológico de 2021 a 2022, que ha sido uno de los peores desde que iniciamos nuestro trabajo en la década de los 70 del pasado siglo. La intensa y prolongada sequía causada por el cambio climático, y la presión que la actividad humana ejerce en el exterior del área protegida, dejan notar su huella en los distintos indicadores del estado de la biodiversidad de Doñana", aseguró Eloy Revilla, del Centro de Visitantes de La Rocina en Doñana (Huelva).
El Programa de Seguimiento contempla varios ámbitos que abarcan desde una monitorización del medio físico y del estado hídrico de Doñana, hasta una estimación del estado de conservación de los principales hábitats y, por supuesto, el seguimiento de especies y poblaciones. En los datos obtenidos en los últimos años, y que han sido presentados por el vicedirector de la EBD, Javier Bustamante, se puede destacar que el ciclo hidrometeorológico que va de septiembre del 2021 a septiembre de 2022 se caracterizó como seco y cálido, siguiendo la tendencia observada durante la última década.
Los resultados se trasladan de forma anual a la Oficina del Espacio Natural de Doñana y a las autoridades autonómicas. "Nuestro papel como centro de investigación está en obtener la información y ponerla a disposición de las administraciones con competencias en la gestión y de la sociedad en su conjunto. La preocupación social por la conservación de Doñana es grande y hoy en día, afortunadamente, las distintas administraciones se han puesto a trabajar conjuntamente para conseguir que Doñana siga siendo un valor de futuro”, añadió Revilla.
Mayor temperatura media anual desde que hay datos
En la estación meteorológica del Palacio de Doñana se recogieron 282,5 litros de precipitación. Ha sido el año con la menor precipitación anual de los últimos diez, el segundo más seco desde 2004 a 2005, cuando se registró el mínimo de la serie histórica, que se inició en 1978, con solo 169,8 litros, y ha resultado ser el cuarto más seco de la serie. Respecto a las temperaturas, se ha tratado del ciclo con la mayor temperatura máxima (46,30 °C) y la mayor temperatura media anual (18,53 °C) registradas.
Este ciclo se caracterizó, además, por un inicio temprano de las precipitaciones, en septiembre, pero que no tuvo continuidad inmediata, por lo que el otoño fue seco. La mayor parte de las lluvias tuvieron lugar en invierno y a principios de primavera. Esta distribución unida a las elevadas temperaturas, que ya en abril tuvieron picos de más de 30 °C, hicieron que la primavera fuese cálida y corta. El verano fue largo y caluroso, con 19 días con temperaturas por encima de 40 °C y con dos intensas olas de calor.
La memoria enfatiza también que las lagunas de Doñana, especialmente aquellas que dependen del agua subterránea y tienen hidroperiodos largos, han sufrido este año un acortamiento del mismo muy acusado. La laguna del Sopetón se secó a primeros de julio, mientras que la laguna Dulce lo hizo por completo a primeros de agosto. Se llegó a la situación del secado casi completo de la laguna de Santa Olalla justo finalizando el ciclo en agosto, un hecho que no había ocurrido en los periodos de sequía anteriores.
El tiempo que la marisma de Doñana permaneció inundada, conocido como hidroperiodo, que depende fundamentalmente de la precipitación, fue muy corto. Asimismo, en el censo de enero de 2022 el número de aves fue de tan solo 80.880, la segunda peor cifra de toda la serie histórica de censos de enero. Este mes suele coincidir con la cifra máxima de aves acuáticas.
Estos datos se explican en gran medida debido a las escasas precipitaciones que provocaron que la marisma estuviera prácticamente seca en una gran parte de su extensión.
Especies invasoras y en declive
La temporada de reproducción de aves acuáticas de Doñana fue también mala debido a la sequía. Como dato a destacar, el milano real (Milvus milvus) posee una población reproductora sedentaria y otra migradora invernante en el Espacio Natural de Doñana. Esta última está compuesta, en su mayor parte, por individuos procedentes de otras áreas de cría más norteñas.
Desafortunadamente, para esta especie de rapaz, catalogada en el reciente Libro Rojo de las Aves de España como “En peligro”, la cifra de invernantes obtenida en 2022 ha sido la más baja de toda la serie, con tan solo 89 ejemplares, la mayoría localizados en zonas del Parque Natural. La tendencia a la baja sigue siendo muy preocupante.
El conejo (Oryctolagus cuniculus) es una especie clave en los ambientes mediterráneos, ya que es una presa muy importante para numerosos depredadores, incluidos el lince ibérico (Lynx pardinus) y el águila imperial (Aquila adalverti), y es una especie herbívora que modela el ecosistema. Estos ejemplares han sufrido distintas enfermedades que han mantenido las poblaciones en muy baja densidad.
Entre 1990 y 1995, la distribución de las dos especies de galápagos autóctonos, era bastante amplia en el Parque Nacional, ocupando el galápago leproso (Mauremys leprosa) el 60 % de los puntos muestreados, mientras que el galápago europeo (Emys orbicularis) estaba presente en el 98 % de los puntos.
En el año 2022, de los 22 puntos muestreados, cinco localidades estaban completamente secas. Se encontraron un total de 21 galápagos en tan solo seis de las 17 localidades que pudieron ser muestreadas. La situación es especialmente preocupante para el futuro del galápago europeo en Doñana, que presenta una disminución tanto del número de puntos donde se ha detectado la especie, como del número de individuos a lo largo de los años.
El programa de seguimiento también cuenta con acciones específicas para localizar y observar la evolución de especies invasoras presentes en Doñana, como el pez gato o la vinegrera. El primero, detectado por primera vez en 2009, mantiene una tendencia al alza y se distribuye principalmente en los sistemas de aguas permanentes. Respecto a la vinagrera, detectada por primera vez en 2014 en la pajarera de Doñana, presenta una evolución tendente a la baja.
“La ciencia ha tenido un papel fundamental a la hora de conocer, poner en valor y conservar los humedales. En el caso de Doñana, su conservación nace a partir de la creación de la Estación Biológica de Doñana, un centro de investigación del CSIC dependiente del Ministerio de Ciencia e Innovación", concluyó Revilla.
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