El tipo de bosque determina la abundancia de mosquitos transmisores de enfermedades como la malaria aviar

Los mosquitos desempeñan un importante papel en los ecosistemas, ya que actúan como vectores (transmisores) de numerosos patógenos que circulan en la naturaleza y causan enfermedades en los humanos y otros animales

El tipo de bosque determina la abundancia de mosquitos transmisores de enfermedades como la malaria aviar
Los mosquitos del género ‘Culicoides’ transmiten patógenos como el virus de la lengua azul y el parásito causante de la malaria aviar. Alan R Walker / Wikimedia Commons, CC BY-SA

Tiempo de lectura estimado: 16 minutos


Jorge Garrido Bautista, Universidad de Granada; Gregorio Moreno Rueda, Universidad de Granada y Josué Martínez de la Puente, Universidad de Granada

Los mosquitos desempeñan un importante papel en los ecosistemas, ya que actúan como vectores (transmisores) de numerosos patógenos que circulan en la naturaleza y causan enfermedades en los humanos y otros animales.

El mosquito común (Culex pipiens), por ejemplo, es un buen transmisor del parásito causante de la malaria aviar, Plasmodium relictum, y otros patógenos como el virus del Nilo Occidental. Pero otros grupos de mosquitos –quizás no tan conocidos– también son capaces de transmitir enfermedades similares a la malaria. Hablamos de los mosquitos del género Culicoides.

Los Culicoides y la malaria aviar

Los Culicoides, con apenas unos pocos milímetros de longitud, son uno de los grupos de vectores más abundantes del mundo. Entre los muchos patógenos que transmiten se encuentran el virus de la lengua azul y el virus de Schmallenberg, con gran importancia en el sector ganadero.

Las hembras adultas de Culicoides, a diferencia de los machos, se alimentan de la sangre de sus hospedadores vertebrados, esencialmente mamíferos y aves. Con esa alimentación hematófaga pueden ingerir diferentes patógenos y, si esos patógenos se pueden desarrollar en su interior, las hembras pueden actuar como sus vectores.

Un ejemplo lo encontramos en los parásitos del género Haemoproteus, un parásito causante de un tipo de malaria aviar similar a la que provoca Plasmodium en los humanos, con graves consecuencias para las aves, ya que disminuyen su supervivencia y su éxito reproductor.

En un estudio previo desarrollado en España se vio que los Culicoides son capaces de transmitir a las aves más de 10 tipos distintos de este parásito. En cualquier caso, a pesar de estas similitudes, es importante recordar que estos parásitos de la malaria aviar no son capaces de infectar a las personas.

Montaje en portaobjetos de una cabeza de Culicoides reconditus, una de las cinco especies de Culicoides que encontramos en los nidos de herrerillo común. Jorge Garrido Bautista, Author provided

No obstante, no todas las especies de Culicoides poseen la misma capacidad de transmitir parásitos, ni la transmisibilidad será la misma en todos los hábitats. De hecho, el tipo de hábitat desempeña un papel esencial en la epidemiología de enfermedades como la malaria aviar, como ya se demostró en un estudio realizado en Andalucía.

El tipo de hábitat, en esencia, determina la abundancia de vectores como los Culicoides, ya que estos dependen de las características ambientales del hábitat para completar su ciclo de vida. Y si la abundancia de los vectores cambia según el hábitat, también será esperable que lo haga la cantidad de parásitos Haemoproteus que estos transmitan a las aves.

La importancia del hábitat para los Culicoides

Todos los insectos dependen de las condiciones ambientales y microclimáticas locales para completar su ciclo de vida, y los Culicoides no iban a ser una excepción. Por ejemplo, los Culicoides necesitan cuerpos de agua sin corrientes fuertes para completar su estadio larval, así como ciertas características físicas y químicas del sustrato donde se produzca dicho desarrollo. Aunque no son los únicos factores relevantes, ya que la abundancia de los Culicoides también se encuentra determinada por la composición y estructura arbórea de un hábitat.

Así, un estudio reciente llevado a cabo en Alemania ha demostrado que las poblaciones de estos insectos se ven alteradas por la estructura de un bosque, es decir, por la cantidad de zonas abiertas y si tiene o no una buena cobertura arbustiva.

Las condiciones microclimáticas de un hábitat, como su temperatura y humedad relativa, y la propia biología del hospedador, las aves, también son relevantes para los Culicoides.

Algunos estudios previos realizados con aves criando en cajas nido han mostrado que la velocidad del viento y la temperatura del nido desempeñan un papel esencial en la actividad de los Culicoides, afectando así su abundancia en los nidos. Pero la fisiología de los propios pollos de las aves también afecta a los Culicoides. Por ejemplo, los olores emitidos por la glándula uropigial de los pollos podrían afectar a la atracción de los insectos en función de su composición.

Adulto de herrerillo común (Cyanistes caeruleus), una de las especies de ave donde se han estudiado previamente los Culicoides y la especie modelo de nuestro estudio. Jorge Garrido Bautista

Culicoides en los bosques de Sierra Nevada

Recientemente, nuestro grupo de investigación ha publicado un artículo en la revista Parasitology evidenciando estas diferencias entre hábitats en la abundancia de Culicoides capturados en los nidos de las aves forestales silvestres en el Parque Nacional de Sierra Nevada (Granada, España). Allí capturamos Culicoides en nidos de herrerillo común (Cyanistes caeruleus) durante tres años consecutivos y observamos que el tipo de bosque donde se reproducen estas aves es clave para entender la abundancia de estos insectos en sus nidos.

En concreto, la abundancia de Culicoides fue mayor, durante los tres años de estudio, en robledales con escasa cobertura arbórea que en bosques mixtos de encinas y robles, que tenían una mayor cobertura arbórea y arbustiva. Ambos bosques, además, diferían en sus condiciones microclimáticas, y la abundancia de los Culicoides varió según lo previsto acorde a los estudios previos.

Por otro lado, no observamos ningún efecto local de los pollos sobre los Culicoides que entraron a sus nidos a picarles, por lo que no parecen existir diferencias en la composición de sus secreciones uropigiales u otros atrayentes que pudieran utilizar los insectos para localizar a sus hospedadores.

Las diferentes abundancias de Culicoides entre bosques podrían tener implicaciones en la epidemiología de la malaria aviar causada por Haemoproteus.

En los robledales, donde entraron más Culicoides a los nidos de los herrerillos, también observamos una mayor cantidad de hembras con sangre digerida, que presumiblemente habrían obtenido previamente de otras aves. Así, el riesgo de infección por Haemoproteus podría incrementarse en este tipo de bosque. Nuestro grupo de investigación ya está trabajando en este aspecto para obtener más información de la epidemiología de estos parásitos en las aves silvestres de este entorno protegido.

Las dos formaciones boscosas de Sierra Nevada donde se llevó a cabo el estudio. Izquierda: robledal, donde la abundancia de Culicoides fue mayor. Derecha: bosque mixto de encinas y robles, donde la abundancia fue menor. Jorge Garrido Bautista, Author provided

Un nuevo mosquito en la península ibérica

De todas las especies de Culicoides que recolectamos en los nidos de herrerillo, encontramos una nunca antes citada para la península ibérica, Culicoides reconditus. Los registros previos de esta especie son del norte de Europa y Europa Central, pero no había sido observada en la península. Este hallazgo nos recuerda el gran valor ecológico del Parque Nacional de Sierra Nevada como enclave o refugio para numerosas especies de artrópodos, ahora también para Culicoides reconditus.The Conversation

Jorge Garrido Bautista, Departamento de Zoología, Universidad de Granada; Gregorio Moreno Rueda, Ecología Evolutiva, Universidad de Granada y Josué Martínez de la Puente, , Universidad de Granada

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.

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