Hipoteca inversa: el patrimonio inmobiliario como elemento protector de las personas de edad

La hipoteca inversa permite a personas mayores recibir ingresos utilizando su vivienda como garantía, sin perder la propiedad ni tener que venderla. Es especialmente útil para pensionistas con ingresos reducidos

Hipoteca inversa: el patrimonio inmobiliario como elemento protector de las personas de edad
Foto de Tierra Mallorca en Unsplash

Tiempo de lectura estimado: 6 minutos



Vanesa Sánchez Ballesteros, Universidad de Jaén

La hipoteca inversa es un instrumento de financiación, regulado en España por ley, que permite a las personas mayores obtener ingresos de su patrimonio inmobiliario sin que eso implique vender o dejar su casa. Así, puede funcionar como elemento de protección económica de las personas mayores.

Este instrumento ha ido creciendo en los últimos años a nivel global –especialmente en el contexto del envejecimiento de la población y el aumento del coste de la vida–, como un recurso para que las personas mayores puedan complementar su pensión y mantener una calidad de vida adecuada.

¿Cómo funciona la hipoteca inversa?

Si contrata una hipoteca inversa, el propietario de una vivienda, generalmente una persona mayor de 65 años, recibe una renta periódica durante un tiempo determinado o de manera vitalicia, poniendo como garantía el valor de su inmueble, sin tener que dejar de ser el propietario ni abandonar su casa.

A diferencia de una hipoteca tradicional, donde el propietario hace pagos periódicos al banco para pagar su deuda, en la hipoteca inversa es el banco el que los realiza (teniendo como garantía la propiedad inmobiliaria).

La cantidad a percibir dependerá del valor del inmueble y la edad del propietario: cuanto mayor sea este, más alta será la renta mensual, ya que la entidad financiera tiene en cuenta la expectativa de vida al calcular los pagos. 

¿A quién va dirigida?

Este producto financiero está dirigido, principalmente, a personas mayores de 65 años o que acrediten un grado de discapacidad igual o superior al 33% que sean propietarias de una vivienda.

Los jubilados o pensionistas con ingresos reducidos son el público más común, ya que la hipoteca inversa les permite obtener una fuente de ingresos recurrentes.

Aunque es un producto destinado a mayores, no todos los pensionistas son aptos para acceder a él. Para acceder a la hipoteca inversa, el propietario debe contar con un inmueble libre de cargas o con una hipoteca ya muy avanzada en su amortización.

¿Qué ventajas tiene?

Una utilidad clave de la hipoteca inversa es que quienes la contratan no pierden la propiedad de su vivienda. Los pagos recibidos, más los intereses correspondientes, deberán ser devueltos a la entidad prestataria al fallecimiento del propietario, momento en el cual los herederos deben decidir si liquidan la deuda (para conservar la propiedad) o venden la vivienda para quedar libres de cargas.

La eficacia de la hipoteca inversa depende de las circunstancias personales y familiares del solicitante. Para quienes necesitan liquidez inmediata y no tienen herederos que deseen conservar la propiedad es una opción atractiva, pues les proporciona seguridad económica a corto plazo.

Sin embargo, puede que no sea la opción ideal para otros, por el impacto en la herencia: los herederos deben asumir las cargas generadas, y los intereses acumulados y los gastos asociados a la hipoteca inversa (como seguros o tasas administrativas) pueden reducir considerablemente el valor final del inmueble.

Una decisión importante

Sin duda, este producto plantea diversos desafíos por varios motivos:

  • Provoca el recelo de las personas mayores por la incertidumbre que genera contratar un producto financiero tan complejo como es una hipoteca.

  • Existe un gran desconocimiento sobre su funcionamiento.

  • Por factores socioculturales: en España, los padres tradicionalmente prefieren dejar en herencia un inmueble libre de cargas.

Si bien puede proporcionar una solución económica inmediata, es crucial que quienes contraten una hipoteca inversa tengan claras sus condiciones e implicaciones a largo plazo, especialmente en lo que respecta a los herederos y los costos adicionales. Como en cualquier producto financiero, es recomendable recibir asesoramiento especializado antes de tomar una decisión tan importante.The Conversation

Vanesa Sánchez Ballesteros, Profesora Sustituta Interina del Departamento de Derecho Público y Común Europeo, Universidad de Jaén

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.

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