La crisis climática es, sobre todo, una crisis social
Las ciencias sociales y humanidades (CSH) son esenciales para la investigación climática, ya que aportan una comprensión de las dimensiones sociales, económicas y culturales del cambio climático
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Violeta Cabello Villarejo, BC3 - Basque Centre for Climate Change; Alevgul H. Sorman, BC3 - Basque Centre for Climate Change y Ester Galende Sánchez, BC3 - Basque Centre for Climate Change
La investigación sobre las personas y la sociedad (es decir, las ciencias sociales y las humanidades, CSH) es esencial para que las políticas públicas y los profesionales logren los cambios que se necesitan con urgencia para abordar los desafíos que supone el cambio climático. No en vano, la crisis climática es, fundamentalmente, una crisis social.
Sin embargo, en comparación con las ciencias técnicas y naturales (disciplinas de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas, STEM), en 2018 solo alrededor del 8 % del presupuesto total de convocatorias del programa europeo de Horizonte 2020 se destinó a disciplinas CSH. De hecho, durante todo el periodo de 1990 y 2018, solo el 5,21 % de la financiación para investigación para atajar la crisis climática se destinó a investigación social. Esta disparidad se acentúa aún más en el caso del sur y del centro y este respecto a países del noroeste europeo.
¿Qué consecuencias puede tener esta infrafinanciación a la hora de proponer soluciones viables y sostenibles a la complejidad a la que nos enfrentamos como sociedades?
El proyecto europeo Social Sciences and Humanities for Climate, Energy and Transport Research Excellence (SSH CENTRE) busca fortalecer el rol y la representación de la investigación social sobre la crisis climática a través de colaboraciones inter y transdisciplinares.
Promueven los cambios sociales y la innovación
Las aportaciones de las CSH en investigación y acción climática son múltiples y cada vez más relevantes. Quizá la más conocida es la de comprender y facilitar la adopción de tecnologías e innovaciones mediante trabajos de comunicación y preguntas sobre cómo se incentiva a las personas a cambiar de comportamiento o a comprar, por ejemplo, alimentos ecológicos o coches eléctricos.
Además, estas disciplinas contribuyen a elevar la ciencia para la política, a que las políticas de sostenibilidad y transición ecológica sean socialmente justas y robustas.
Otra de las contribuciones que está adquiriendo mucho peso en los últimos años es la de promover la innovación social y el fortalecimiento democrático a través de la creación y el análisis en espacios participativos donde la ciudadanía pueda involucrarse de manera más directa en las soluciones a problemas climáticos. Por ejemplo, cómo hacer nuestras ciudades más adaptativas. Este tipo de procesos transdisciplinares están avanzando el conocimiento en torno a futuros sostenibles basados en la imaginación colectiva y el cambio social.
Repensar los paradigmas
Por último, quizás la más importante y menos conocida función de las CSH es invitarnos a cuestionar nuestros valores subyacentes, ampliar la mirada y reflexionar sobre nuestras formas de conocer y estar en el mundo.
Eso implica preguntarnos cuáles son los cambios que necesitamos realizar como sociedades dentro de los sistemas ecológicos, económicos y políticos en los que vivimos, todos ellos parte inherente de la naturaleza. Interrogar y transformar nuestras creencias, los cuentos que nos contamos y cómo los elaboramos en datos, información y conocimientos. Es lo que se suele llamar repensar los paradigmas.
Propuestas desde el sur, centro y este de Europa
Como parte del SSH Centre, una de las tareas del BC3 es traer las perspectivas del sur de Europa. Con este objetivo, en 2023 realizamos una encuesta online en la que preguntamos a investigadores de países del sur, centro y este de Europa por los retos a la hora de desarrollar investigación en ciencias sociales sobre clima, energía y transporte, así como las propuestas que tenían para abordarlos.
Recopilamos 137 respuestas, representando países como España, Italia, Grecia, Turquía, Portugal o Rumanía. Dentro de los retos identificados, por ejemplo, entre el 13 % y 16 % de los participantes –principalmente investigadores sénior de disciplinas de planificación o economía– pensaban que el apoyo institucional a las CSH está muy bien o bien, un 9 % pensaban que no tiene ningún apoyo institucional y un gran 42 % pensaban que está apoyado solo hasta cierto punto.
Esto puede indicar que existen barreras importantes a las CSH en las estructuras organizativas de las universidades y centros de investigación. Quizás lo más sorprendente es que, a pesar de que se canalizan millones de euros al trabajo interdisciplinario anualmente, el 69 % de los investigadores afirma que la colaboración CSH-STEM en investigación climática no es muy común.
Partiendo del análisis de la encuesta, organizamos un taller en Bilbao con investigadoras sociales de siete países del sur de Europa para profundizar en la información ofrecida por la encuesta y escuchar sus demandas para mejorar sus condiciones laborales, el apoyo que reciben en sus contextos institucionales, sus relaciones con disciplinas STEM y el acceso a financiación nacional e internacional.
En el encuentro, surgieron conversaciones relevantes en torno a la precariedad de la contratación temporal y a la minusvaloración de las CSH respecto a otras ciencias y respecto a otros países, reflejada en las exigencias de movilidad, a ser posible en el norte de Europa o en Estados Unidos, para legitimar la carrera investigadora en estos ámbitos.
También se enfatizó la ineficiencia del sistema de financiación basado en proyectos competitivos. Los y las investigadoras pasamos una gran cantidad de tiempo escribiendo propuestas con muy baja probabilidad de ser financiadas.
Reconocer el valor de las ciencias sociales y las humanidades
Los resultados de todo este proceso han sido sintetizados en un Documento de Posición entregado a la Comisión Europea en julio de 2023 y traducido a 11 idiomas. El documento propone doce líneas de trabajo para que instituciones de investigación y agencias de financiación aseguren un espacio de calidad para el futuro de las CSH en investigación y acción climática en los contextos de Europa meridional y Europa central y oriental.
En conclusión, los investigadores y las investigadoras destacan la importancia de reconocer el valor crucial de las CSH en investigación climática, así como de las diversas culturas investigadoras e institucionales existentes en Europa, especialmente las voces desde las periferias. Enfatizan la necesidad de centrar esfuerzos en superar la precariedad existente, creando oportunidades para retener el talento y para desarrollar proyectos de larga duración con las comunidades locales, que son los que aportan mayor comprensión social y capacidad de transformación de los problemas climáticos.
Para ello, consideran necesario cambiar los criterios de valoración de proyectos y de la actividad académica, además de desarrollar programas de formación y colaboración interdisciplinar en condiciones de igualdad con las ciencias técnicas y naturales.
Violeta Cabello Villarejo, Investigadora del grupo Science Collab del Basque Centre for Climate Change. Investigo sobre co-producción de conocimiento y gobernanza del agua y la agricultura, actualmente en el Mar Menor, BC3 - Basque Centre for Climate Change; Alevgul H. Sorman, Ikerbasque Research Fellow, BC3 - Basque Centre for Climate Change y Ester Galende Sánchez, Investigadora en política y gobernanza climáticas, BC3 - Basque Centre for Climate Change
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.
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