Matemáticas sin Nobel y, por fin, con medallas: enhorabuena, Maryna Viazovska

Estos galardones son, junto al Premio Abel, los premios más importantes en el área de las matemáticas a nivel mundial

Matemáticas sin Nobel y, por fin, con medallas: enhorabuena, Maryna Viazovska
Maryna Viazovska. Institut des Hautes Études Scientifiques (IHÉS)

Tiempo de lectura estimado: 10 minutos


Clara Grima, Universidad de Sevilla

Hace algo más de un año, yo imaginaba y soñaba con estar tal día como hoy en San Petersburgo (Rusia). Y no solo porque no conozco la maravillosa ciudad rusa, ciudad en la que vivió y está enterrado Leonhard Euler, el padre de la teoría de grafos (posiblemente, mi área favorita de las matemáticas), sino porque, hace poco más de un año, había recibido la invitación con la que cualquier matemática o matemático sueña: dar una ponencia en el Congreso Internacional de las Matemáticas, el ICM (por sus siglas en inglés), cuya celebración, en julio de 2022, estaba prevista desde 2018 en esta ciudad. Pero, por las razones que se imaginan, no se está celebrando allí y no tiene nada que ver con un coronavirus, sino con algo para lo que la ciencia mundial no ha encontrado ni encontrará vacunas.

El ICM 2022 se celebrará casi íntegramente en formato virtual. Ayer mismo fueron anunciados los ganadores de las Medallas Fields. Estos galardones son, junto al Premio Abel, los premios más importantes en el área de las matemáticas a nivel mundial.

Posiblemente, no les suene el nombre de ningún matemático que haya ganado el Nobel de Matemáticas porque no existe tal premio. Aunque sí hay matemáticos que tienen un Nobel. Como José Echegaray (ingeniero, dramaturgo, político y matemático), al que se le concedió el Nobel de Literatura en 1904. El primer Nobel español, por cierto.

Reconocimiento a menores de 40 años

Las Fields son medallas internacionales para descubrimientos sobresalientes en matemáticas y llevan ese nombre en honor al matemático canadiense John Charles Fields. Se conceden cada cuatro años y tienen una importante restricción sobre la edad: solo se concede a personas con edades no superiores a los 40 años. Es una medalla preciosa, chapada en oro, en la que, junto a una imagen de Arquímedes, se puede leer “Transire suum pectus mundoque potiri” (“Ir más allá de uno mismo y dominar el mundo”).

Puede que a alguien le resulte exagerado lo de dominar el mundo con matemáticas, pero no lo es. Ni mucho menos. Solo tienen que mirar a su alrededor. Si nos paramos un poco a pensar en quién domina el mundo, nos daremos cuenta de que, independientemente de los políticos de turno (que van y vienen), los que de verdad controlan este planeta son el FMI, el BCE, Google, Facebook, Amazon, etc. Y lo hacen con matemáticas. Han conquistado y dominan la Tierra con algoritmos. No han necesitado bombas. Ni siquiera urnas. Solo matemáticas. El matemático Edward Frenkel tiene una frase tan cortita como elocuente para explicarlo: “Hay una pequeña élite que tiene el poder. Y lo tiene porque sabe matemáticas y tú no”.

Pero, volviendo a las Medallas Fields, de las 60 medallas otorgadas en sus 19 ediciones, desde 1936 (se conceden más de una cada año) hasta ayer, solo a una mujer le había sido concedida. Fue en 2014 y fue a la iraní Maryam Mirzakhani, una de las mejores mentes matemáticas del siglo XXI. Murió en 2017 de cáncer.

Viazovska, mente privilegiada y ucraniana

Este 5 de julio, el jurado reconoció la labor de la matemática ucraniana Maryna Viazovska (Kiev, 1984), convirtiéndose así en la segunda mujer en la historia en recibir este prestigioso galardón.

Ya en 2018, una parte muy importante de la comunidad matemática mundial nos quedamos esperando escuchar el nombre de Viazovska para este reconocimiento por la rotundidad, trascendencia y belleza de sus trabajos en problemas de empaquetamiento de esferas. Pero no fue así. Nos dolió en 2018 que ese nombre no apareciera en ninguna de las cuatro medallas Fields que se concedieron ese año, pero en 2022 estamos todos de enhorabuena porque lo ha conseguido. Maryna Viazovska es, además de una mente privilegiada y brillante para las matemáticas, ucraniana.

¿Por qué no hay más mujeres premiadas?

No deja de ser llamativa la ausencia de mujeres en la lista de Medallas Fields, porque si bien las mujeres han tenido prohibido en épocas anteriores el acceso a la educación superior, desde el último tercio del siglo XX y lo que llevamos de este siglo, ha habido, hay y seguramente habrá muchas mujeres menores de 40 años que han merecido, merecen y seguramente merecerán ser reconocidas con esta distinción. ¿Por qué las mujeres no están entre los galardonados con los mejores premios? Ya hay mujeres en todas las áreas de conocimiento (en algunas aún pocas). ¿Por qué no salen sus nombres en las listas de premiados? Es todo muy raro.

En la lista de premiados del otro gran premio de las matemáticas, el Premio Abel, solo aparece el nombre de otra mujer: Karen Uhlenbeck (2019). Una mujer y 24 hombres en la lista.

Respondo, por si surge, a la pregunta de que, si lo que les interesa a las mujeres es hacer matemáticas para dominar o salvar el mundo, ¿para qué quieren los premios?

Porque los merecen. Podría añadir “y punto”. Pero es que, además, los premios sirven para visibilizar y mostrar referentes. Para contarles a las niñas que, si quieren, pueden ser matemáticas. Para que tengan mujeres en las que inspirarse. No es necesario tener el talento de Mirzakhani, Viazovska o Uhlenbeck para mejorar y ayudar al mundo haciendo matemáticas.

Una herramienta para salvar al mundo

Como dice mi amigo Enrique F. Borja, “la ciencia ya no necesita gigantes, sino montañas de enanos”. Enanos y enanas que hacen de este un mundo mejor. Enanos y enanas que conozcan, analicen y expriman todas las posibilidades que nos brindan las matemáticas porque, y esto es así, las matemáticas son la herramienta más poderosa que tenemos para salvar el mundo. Piensen un poco en lo que está consiguiendo la inteligencia artificial, por ejemplo, en el diagnóstico de enfermedades o el diseño de medicamentos.

Y necesitamos eso, que sea una montaña de enanos y enanas, de todos los colores, con todas las lenguas, con todos los acentos, con todas las identidades de género, con todas las creencias religiosas. Porque no soy experta en evolución, pero creo que a estas alturas todos somos conscientes del deterioro al que nos lleva la endogamia.

Por cierto, si buscan información sobre por qué no hay Nobel de Matemáticas, es posible que lleguen al bulo de que fue porque un matemático tuvo acercamientos indebidos con la mujer de Alfred Nobel. Alfred Nobel nunca se casó. Lo que parece más probable es que Nobel no eligiera esta área del conocimiento porque quiso premiar a aquellas áreas de ciencia que tuvieran una aplicación práctica y real en la vida humana. Y las matemáticas, según él, no las tenían. ¿Es para darle con Google en la foto o no es para darle?


Este artículo fue publicado originalmente en Science Media Centre España.The Conversation

Clara Grima, profesora de Matemática Aplicada, Universidad de Sevilla

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.

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