Nuevos datos sobre las condiciones paleoambientales de Argentina entre los 10 y los 4 millones de años
Una investigación liderada por la Universidad Complutense de Madrid y el Instituto de Geociencias ha analizado el cambio en la dieta de los herbívoros a partir de esmalte dental de mamíferos fósiles Por primera vez se evalúa la dieta de dos especies de carnívoros extintos de Sudamérica, determinando la relevancia de su diferencia de tamaño
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Hace 10 millones de años, durante el Mioceno tardío, la dieta de los herbívoros que habitaban Argentina era mixta, entre los grupos de plantas C3 (principalmente árboles, arbustos y hierbas de climas templados y húmedos) y C4 (principalmente hierbas adaptadas a climas más secos). Tres millones de años después, predomina una preferencia por la vegetación tipo C3 y ya en el Plioceno, hace 4,5 millones de años, se registra un mayor porcentaje de plantas C4, que acaban expandiéndose globalmente.
Esta variación en la dieta de los herbívoros del Cenozoico argentino es una de las conclusiones del estudio publicado en Palaeogeography, Palaeoclimatology, Palaeoecology liderado por la Universidad Complutense de Madrid (UCM) y el Instituto de Geociencias (CSIC-UCM).
El objetivo principal de este estudio se centra en reconstruir las condiciones paleoecológicas, paleoambientales y paleoclimáticas del Mioceno tardío-Plioceno de la región a partir de la composición isotópica del carbono en el esmalte dental y en la ortodentina de mamíferos fósiles procedentes de ocho yacimientos paleontológicos de las provincias de Buenos Aires y La Pampa.
La expansión de plantas C4 es considerada uno de los eventos clave del Cenozoico y este estudio permite contextualizar la aparición de estas plantas en la región antes de volverse predominantes en los ecosistemas de pradera tropical de Sudamérica.
Algunas de las especies inmigrantes norteamericanas más antiguas reportadas en la Pampa argentina (como, por ejemplo, antepasados de los mapaches) fueron encontradas en algunas de las localidades analizadas.
“Por tanto, las nuevas dataciones presentadas en este trabajo permiten ajustar mejor la llegada de los primeros inmigrantes norteamericanos a la región”, destaca Dánae Sanz, investigadora de la UCM y del IGEO y a cuya tesis doctoral pertenece este trabajo.
La datación relevante en América del Sur
El lapso temporal estudiado – entre 10 y 4 millones de años– es de gran interés porque coincide con las últimas etapas del aislamiento de América del Sur, que permaneció separada de otras masas continentales durante más de 55 millones de años hasta su conexión con Norteamérica hace unos 3 millones de años. Alrededor de este momento se produjo el Gran Intercambio Biótico Americano (intercambio de especies de fauna y flora entre Sudamérica y Norteamérica).
Para contextualizar la cronología de los fósiles y yacimientos estudiados, este trabajo ha abordado la datación de seis de las ocho localidades. La técnica empleada ha sido la medición de la serie de U-Pb en minerales (circones) del sedimento procedente de los yacimientos seleccionados. Destaca el hecho de que se proporcionan las primeras dataciones existentes para tres de esos yacimientos.
“Reconstruir las condiciones paleoambientales, paleoecológicas y paleoclimáticas del pasado y entender cómo las especies han respondido ante estos cambios nos puede permitir inferir las posibles respuestas que tendrán frente a los actuales. El pasado es clave para entender el presente y el futuro”, justifica Sanz.
Además, en este trabajo se evalúa por primera vez las dietas de dos “carnívoros” endémicos de Sudamérica denominados esparasodontos (Lycopsis y Thylacosmilus) a partir del análisis de la composición isotópica del carbono en su dentición.
“Los valores obtenidos sugieren que estos depredadores habrían consumido distintas presas, lo que posiblemente esté relacionado con la diferencia de tamaño corporal que había entre ambos”, añade la investigadora de la UCM. Lycopsis tenía el tamaño de un actual lince y Thylacosmilus de un puma, aproximadamente.
Además de la UCM y del IGEO en España, en el trabajo participan instituciones argentinas como el Instituto Geológico del Sur (INGEOSUR-CONICET), la Universidad Nacional del Sur, la Universidad Nacional de La Pampa y el Instituto de Ciencias de la Tierra y Ambientales de La Pampa (INCITAP).
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