Uso de la propaganda: la propaganda erosionante y sus efectos

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¿Qué es la propaganda?

Por lo general, se entiende por propaganda un uso de la comunicación orientado a lograr influir o persuadir, con el fin de lograr determinados objetivos. La propaganda política, y su uso con fines de manipulación de la opinión pública, ha sido un motivo de preocupación que ha centrado la atención y el estudio especializados. En la actualidad, la propaganda suele asociarse a fines de manipulación, aunque en su origen el término tenía un valor neutro.

El filósofo estadounidense Jason Stanley argumenta que la propaganda política puede tener efectos perjudiciales para la democracia. Para mostrar de qué forma actúa, distingue dos tipos de propaganda:

• Propaganda de apoyo: utiliza un ideal político valioso para generar emociones desprovistas de razón (un miedo infundado, un orgullo sin fundamento...).
• Propaganda erosionante: es la que utiliza un ideal para ponerlo al servicio de un objetivo que tiende a erosionar ese mismo ideal.

¿Cuáles son los efectos de la propaganda?

En general, la propaganda se puede considerar contraria a la persuasión racional y al conocimiento. El filósofo Bertrand Russell (1932) afirmó que la propaganda que apela a las emociones es peligrosa porque favorece que la mente se cierre a los argumentos. Algunos teóricos han destacado que la propaganda tiene efecto, sobre todo, en un nivel inconsciente, de forma que contribuye a reforzar algunos estereotipos y patrones de pensamiento y acción. Así, puede servir a objetivos e intereses ideológicos distintos de los explícitamente declarados y que incluso son contrarios a los intereses de quienes resultan afectados por la propaganda.

A su vez, el propio Stanley y Anne Quaranto establecen la siguiente división:

• Propaganda de agitación: se dirige a deslegitimar un orden social o político, y es eficaz en un periodo breve de inestabilidad.
• Propaganda de integración: tiene el objetivo de legitimar un orden establecido o a una institución. 

Stanley y Quaranto argumentan que son los grupos dominantes en los ámbitos de la política, la economía y la sociedad los que recurren a este último tipo de propaganda. Los vehículos para esta propaganda de integración son, fundamentalmente, la educación en la escuela y los medios de comunicación social. Hoy en día lo es también el uso de las redes sociales por parte de las instituciones y grupos dominantes.

Otro efecto importante de la propaganda es el de crear y reforzar la distinción entre los que pertenecen a un grupo y los que no. Con frecuencia, la propaganda presenta a un grupo socio-político determinado como "el otro" o incluso como un enemigo, creando una polarización social y explotando los estereotipos negativos. A continuación se muestra un ejemplo de esto (el anuncio original publicado por Trump puede consultarse aquí).

Entre los efectos de esta propaganda, Stanley (2015) observa que quienes pertenecen al grupo favorecido son cada vez más incapaces de adoptar la perspectiva de los otros grupos. De hecho, incluso los que pertenecen a grupos marginalizados pueden interiorizar los estereotipos negativos que se les asocia, lo que refuerza la jerarquía entre los grupos sociales.

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Ponente: Cristina Corredor

Cristina es profesora en el Departamento de Lógica, Historia y Filosofía de la Ciencia de la UNED. Está especializada en la filosofía del lenguaje, la pragmática y la teoría de la argumentación.