Alberto J. Schuhmacher: «Estamos en una revolución increíble que deriva, en buena parte, de los descubrimientos a partir del genoma»

El responsable del grupo de Oncología Molecular del Instituto de Investigación Sanitaria Aragón, uno de los jóvenes investigadores que despuntan en el campo de la oncología, destaca el papel que está teniendo la tecnología para frenar al cáncer

Alberto J. Schuhmacher: «Estamos en una revolución increíble que deriva, en buena parte, de los descubrimientos a partir del genoma»
Alberto J. Schuhmacher, en el simposio sobre el oncogén RAS celebrado en Salamanca

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Alberto J. Schuhmacher, investigador ARAID (Fundación Aragonesa para la Investigación y el Desarrollo) y responsable del grupo de Oncología Molecular del Instituto de Investigación Sanitaria Aragón ha asistido al "Simposium Targeting RAS: new avenues and challenges" que ha reunido en Salamanca a los mayores expertos en este ámbito.

Ha asitido en Salamanca al simposio sobre el oncogén RAS donde los expertos han presentado los últimos avances. En este campo concreto, pero también en otros, ¿estamos viviendo una auténtica revolución? 

Los oncogenes RAS se descubrieron en el año 1981, Mariano Barbacid y Eugenio Santos descubrieron que cuando se mutan causan el cáncer. El cáncer, en esencia, es una enfermedad de nuestros genes, de nuestro ADN, que hace que nuestras células se dividan descontroladamente. Leer por primera vez todos los genes de una persona se hizo en el año 2001, costó 3.000 millones de dólares y se tardó 15 años, ahora mismo podemos leer un genoma en una noche por menos de 1.000 euros, incluso hay ofertas de 200 euros, y la técnica es tan sensible que se puede leer el ADN de una sola célula. Eso está haciendo que empecemos a entender muchas cosas del cáncer que antes no veíamos ni podíamos imaginar, así que verdaderamente estamos en una revolución increíble que deriva, en buena parte, de los descubrimientos a partir del genoma. Si la investigación de hoy es la medicina del mañana y un medicamento tarda muchos años en llegar a la clínica, ahora mismo muchos de los fármacos que usamos corresponden a un tiempo anterior al genoma, ¡así que imagina lo que está por llegar! Cuando empecé la tesis hace ahora 20 años, todo el mundo decía que la inmunoterapia no iba a funcionar porque el cáncer eran nuestras propias células y ahora, según creo, uno de cada tres pacientes recibe alguna forma de inmunoterapia. RAS es un interruptor de la célula, por su forma se decía que nunca iba a poder tener fármacos, pero hoy estamos celebrando este congreso sobre cómo hacer fármacos contra RAS y uno de cada cuatro o cinco tumores tiene mutaciones en estos genes. 

 ¿La tecnología ha sido crucial para estos progresos? 

Sí, lo hemos visto con el COVID-19. Si pones mucho dinero, pero la tecnología no está, no se avanza, no habríamos tenido una vacuna tan rápido. La tecnología actual es tan sensible que puedes leer ADN liberado por el tumor en la sangre, es lo que se llama biopsia líquida, y en algunos casos es más sensible que una mamografía o una colonoscopia.  

¿Y qué puede suponer la Inteligencia Artificial? 

Hace unos años escribí un artículo en el que decía que la cura del cáncer está en la nube. Siempre me preguntan porque el hombre ha ido a la Luna y no ha curado el cáncer todavía. Mi respuesta es que cuando Kennedy mandó el hombre a la Luna con éxito había aumentado mucho la incidencia del cáncer de pulmón y hubo activistas que presionaron a Nixon para que curase el cáncer, así que él dijo que en 1976 curarían el cáncer, aunque luego tuvo que decir que al final de la década. ¿Por qué se pudo ir a la Luna y no curar el cáncer? Porque hizo falta mucho dinero, pero también porque el conocimiento se tenía, al menos, en gran parte, la física, los materiales, las matemáticas, incluso la informática. Pero en el cáncer hemos tardado mucho tiempo en desarrollar el edificio de conocimiento que nos está permitiendo ya ganar muchas batallas. Para subir a la Luna no hacía falta la tecnología de un teléfono móvil como el que tenemos ahora, pero para curar el cáncer sí porque son muchos datos que se están compartiendo en abierto. La Inteligencia Artificial va a ayudar en muchas cosas, tiene que ser un apoyo. Mi héroe máximo, Carlos López Otín, dice que en todos esos algoritmos hay unos tonos grises de incertidumbre, así que siempre tendrá que juagar su papel un médico o un investigador. 

"La Inteligencia Artificial va a ayudar en muchas cosas, tiene que ser un apoyo"

¿Y en el caso concreto de sus investigaciones, que se centran en el glioblastoma y el desarrollo de técnicas no invasivas para su diagnóstico? 

Toda la vida he estado trabajando en hacer modelos de ratón, en entender los mecanismos del cáncer, pero ahora me he dedico más al diagnóstico. Una biopsia consiste en coger un trocito del tumor y analizarlo en el microscopio, sin embargo, ahora hemos visto que el cáncer es muy heterogéneo. ¿Y si pudiéramos tener parte de la información de una biopsia, pero a través de un escáner, de una prueba de imagen? Ese concepto lo hemos llamado biopsia virtual. Lo que hacemos en el laboratorio es desarrollar contrastes que se pegan a un tumor, sí y solo sí, si tiene unas determinadas características. Eso lo unimos a un tipo de radioactividad y lo podemos detectar por un escáner. Además, como estos contrastes se eliminan muy rápido del cuerpo cuando los inyectas, en vez de poner una radioactividad que tenemos que producir en un aparato que se llama ciclotrón, que es como un acelerador de partículas muy grande y muy caro, lo hacemos con un generador de otro tipo mucho más accesible, más económico y manejable porque es del tamaño de una cafetera. 

Salamanca cuenta con un gran centro para investigar sobre cáncer, pero también otros centros dedicados a tecnología y grupos de investigación, como el Air Institute y BISITE, ¿pueden abrirse vías de colaboración con ellos? 

Hay ya muchas colaboraciones y los grupos de Salamanca son pioneros. Los investigadores son de un nivel extraordinario.  

¿Y se podrían hacer vías de colaboración también con esos otros centros de tipo tecnológico?  

Sí, aquí, y también en mi entorno, hay ingenieros muy buenos y lo que hay que hacer es buscar en tu ecosistema dónde puedes ser fuerte. No voy a intentar competir contra un grupo de Boston que hace algo de secuenciación de ADN si yo no tengo esa tecnología, pero en Zaragoza, por ejemplo, hay grupos muy buenos de nanomateriales, nanotecnología y nanopartículas. Trabajar con la gente del ámbito de la tecnología es muy enriquecedor porque los ingenieros tienen un cerebro muy resolutivo. Los investigadores somos como abogados de las proteínas o de las células, tenemos un cerebro que intenta justificar cada cosa que hacen y los ingenieros son los que ven cómo solucionarla. Salamanca es un campus y una ciudad muy importante.  

"Trabajar con la gente del ámbito de la tecnología es muy enriquecedor porque los ingenieros tienen un cerebro muy resolutivo"

Es obvia la respuesta, pero ¿hace falta más inversión en ciencia? 

Sí, los fondos deberían ir creciendo progresivamente al menos hasta que estemos al nivel de Europa, pero tenemos que hacerlo con una estrategia. No puedes empezar a reclutar talento joven si luego no hay unas convocatorias de proyectos en los que les vayas a nutrir y puedan tener proyectos para hacer su investigación. Yo lo quiero es un calendario claro, saber cuándo van a ser las convocatorias, que siempre va a haber ese presupuesto y que si yo hago las cosas bien, pueda optar a esos recursos. Y luego está el tema de los requisitos, que se están poniendo muy difíciles porque personas que son catedráticas en otros países no pueden sacar un contrato básico aquí, y eso es absurdo. A la ciencia le falta organización y profesionalización, pero para conseguir eso, habría que desvincularla de los ciclos políticos.  

¿Y favorecer el mecenazgo, no? 

Sí, hay que dotar a la agencia de investigación de recursos e independencia y luego también promocionar mejor las donaciones, esa cultura del mecenazgo que no tenemos en España. Aquí viene la Asociación Española contra el Cáncer y le damos un euro. ¿Por qué no metes un billete de 20 de 50 o de 100 euros? Nos falta esa conciencia. En Reino Unido hay fundaciones que financian centros de investigación enteros. Tenemos que adquirir la conciencia de que la investigación es importante, que nos hace mejor. 

Es un apasionado de Santiago Ramón y Cajal, ¿por qué? 

Siempre me ha interesado saber quién hace las cosas. Así fue con Mariano Barbacid y Eugenio Santos, intenté saber un poco de sus vidas y también Margarita Salas, que había sido discípula de Severo Ochoa, entonces Severo Ochoa se convirtió automáticamente en mi obsesión y él admiraba mucho a Cajal, aunque nunca llegó a conocerlo. Dijo que leyendo “Reglas y Consejos sobre la investigación científica”, de Santiago Ramón y Cajal, que es un libro que deberíamos leer todo el mundo, aprendió muchísimo. Yo me leí el libro y verdaderamente es fascinante, te “cajaliza” y entonces quieres leer más, así, casi sin quererlo, con una acción aquí y otra allá, acabé comisariando con José María Serrano, en la Universidad de Zaragoza, la mayor exposición sobre Cajal. 

"Cajal fue el gran sabio popular; era una persona que estaba convencida de que con investigación y con educación se podía cambiar el país"

¿Por qué es tan relevante? 

Fue, como decía Emilia Pardo Bazán, el gran sabio popular; era una persona que estaba convencida de que con investigación y con educación se podía cambiar el país. No somos conscientes de su valor, si en Inglaterra tuvieran a Cajal, estaríamos aburridos de oír hablar de él. Severo Ochoa decía que estaban Einstein, Newton, Darwin, Cajal y pocos más. Yo veo Cajal como una oportunidad de reivindicar la ciencia española, aprovechando el momento que van a tener ahora las neurociencias y las neurotecnologías. Cajal fue el padre de la Neurociencia y ahora se están buscando y desarrollando las herramientas que permitan descifrar el cerebro. Si estamos alucinando con la inteligencia artificial, vamos a sorprendernos aún más con lo que viene. Ahora, combinando la inteligencia artificial con chips que podemos integrar, podemos leer el cerebro y con la IA podemos ayudar a interpretar mejor lo que está pensando. 

En Salamanca ha habido ya algún acto sobre Cajal, ¿habrá más? 

La idea es que haya muchas iniciativas en torno a Cajal, coincidiendo con el centenario de su jubilación como catedrático, y que concluyan con el desarrollo de un museo.  

¿Tuvo vínculos con Salamanca? 

Es algo que estoy intentando estudiar. Sí que hay fotografías suyas en Salamanca, hay una foto preciosa de la Casa de las Conchas y más o menos podemos intuir la fecha, además, creo recordar que uno de sus primeros discípulos fue o estudió en Salamanca. 

Cajal era un gran divulgador, ¿cuánto de importante es divulgar, no solo a adultos, también a niños y jóvenes? Usted también tiene algún libro de ese tipo. 

Cuando cumplió 40 años a Cajal le pidieron que escribiera su biografía, porque era algo que se hacía habitualmente. Luego le pidieron que hiciera una para niños porque vieron que fue un chaval revoltoso, que fabricó un cañón, reventó una tapia, así que metieron a la cárcel; también repitió algún curso y lo pusieron a trabajar, pero con perseverancia, buenos valores, esfuerzo, trabajo, independencia y juicio, finalmente llegó a construir una gran obra. Esos valores hay que recuperarlos. En mi caso, cuando mi padre sufrió un cáncer bestial, me di cuenta de que no tenía ni idea de lo que era la enfermedad, del componente psicológico, de cómo la enfermedad te desnuda, te hace vulnerable, pero, a la vez, te va dando una serie de oportunidades. Por casualidades de la vida, conocí a Begoña Oro, una escritora muy importante de literatura infantil y juvenil, y le lancé el reto de escribir algo para adolescentes. Yo tenía en la mente algo que fuera manual de biología molecular para mi abuela, pero “Tú tan cáncer y yo tan virgo”, lo que permite es entender, acompañar o ayudar a un chaval que pueda tener a su abuela enferma, a su madre o quien sea, que encuentre algo de explicación, ayuda, consuelo, además es una novela entretenida, divertida, de amor y de humor.   

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