Plantemos jardines en aulas, casas y oficinas para respirar aire limpio
El incremento de la contaminación en las ciudades y su influencia en la disminución de la calidad del aire se está convirtiendo en uno de los grandes problemas de la sociedad actual. Esto afecta directamente a la salud y el bienestar de la población
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Sabina Rossini Oliva, Universidad de Sevilla; Antonio José Fernández Espinosa, Universidad de Sevilla; Luis Pérez Urrestarazu, Universidad de Sevilla y Rafael Fernández Cañero, Universidad de Sevilla
Hoy en día pasamos un mayor número de horas dentro de los edificios. Esto hace que la existencia de contaminantes interiores pueda producir trastornos que van desde molestias leves y transitorias a graves enfermedades. Por ello, el desarrollo de soluciones que permitan una mejora de la calidad del aire interior tiene un gran interés, tanto a nivel social como científico.
Numerosos compuestos pueden producir efectos sobre la salud de las personas, dependiendo del tiempo de exposición a los mismos. Estos contaminantes pueden proceder del exterior o de las pinturas, productos de limpieza, perfumes y cremas presentes dentro.
La exposición a estas sustancias genera un fenómeno denominado “síndrome del edificio enfermo”. Este se manifiesta como irritaciones cutáneas, oculares y nasales, disfunciones respiratorias, jaquecas y fatiga.
Los compuestos orgánicos volátiles y las partículas en suspensión representan dos de los principales contaminantes perjudiciales para la salud humana en aire de interior. Los primeros suelen dañar las vías respiratorias a largo plazo. Los metales pesados presentes en las partículas se acumulan en el organismo y suelen ser cancerígenos.
Las plantas, al rescate
Las plantas tienen la capacidad de retener contaminantes de varios tipos, tanto a través de las hojas como de las raíces. Por ello, son una herramienta barata para la reducción de la contaminación tanto del suelo como del agua y del aire. Es lo que se conoce como fitorremediación.
Los compuestos orgánicos volátiles pueden ser acumulados en las plantas a través de hojas, raíces y microorganismos que viven en el suelo. Las partículas en suspensión se retienen principalmente en las hojas.
No todas las especies vegetales tienen la misma capacidad de captar contaminantes. Por esa razón, una adecuada selección de plantas para introducir en nuestros espacios interiores es importante.
La cantidad de vegetación también afecta. A más plantas y más desarrolladas, mayores serán los resultados de mejora de calidad del aire.
¿Qué es un jardín vertical?
Un jardín vertical es un sistema que permite el desarrollo de vegetación en el plano vertical. Es una forma de tener una gran cantidad de plantas ocupando poco espacio. Se puede colocar tanto en interiores como en exteriores y aportan múltiples beneficios.
Por ejemplo:
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Ayudan a mejorar el aislamiento térmico y acústico de las edificaciones.
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Favorecen la biodiversidad urbana.
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Tienen un importante componente estético que permite espectaculares composiciones de formas, texturas y colores.
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Poseen un gran potencial para mejorar la calidad del aire, sobre todo en interiores.
Esta capacidad se incrementa en los llamados jardines verticales activos. Estos sistemas incluyen ventiladores que fuerzan el paso del aire a través de la vegetación, incluidas las raíces.
¿Cómo puede mejorar la calidad del aire un jardín vertical?
En un proyecto llevado a cabo por un grupo de investigadores de la Universidad de Sevilla, y financiado por la Junta de Andalucía, se ha estudiado la influencia que puede tener un sistema de jardinería vertical sobre la mejora de la calidad del aire en interiores.
En él se comparó la capacidad de reducción de contaminantes volátiles y partículas en distintas especies vegetales ornamentales que se usan normalmente en jardinería vertical. La cinta, la tradescantia, el filodendron y el espatifilo son algunos ejemplos.
Los resultados mostraron que los compuestos orgánicos volátiles, como el formaldehído, la acetona y el hexano, se redujeron a valores mínimos en pocas horas. Los metales pesados que hay en las partículas en suspensión disminuyeron en un porcentaje muy alto.
Todas las especies testadas mostraron una buena aptitud para eliminar compuestos volátiles totales. Los valores de purificación finales rondaron el 80 %. Esta capacidad de eliminación de compuestos volátiles es distinta según la especie y también depende del tipo y naturaleza del compuesto mismo.
La investigación puso de manifiesto que el mismo soporte de las plantas tiene la capacidad de atrapar partículas, especialmente las de mayor tamaño. Las plantas son más eficaces en la eliminación de elementos potencialmente tóxicos que se encuentran en estas partículas.
Se estimó que gracias al jardín vertical se elimina en el aire interior alrededor del 25 % de las partículas en suspensión.
Como se demostró en este estudio, tener plantas ornamentales en los hogares, espacios educativos y de trabajo puede ayudar a mejorar la calidad el aire interior. Además, permite disfrutar de su belleza y de sus múltiples beneficios medioambientales y psicológicos.
Esto es posible tanto cultivándolas en maceta y en jardineras como en jardines verticales. Eligiendo las especies adecuadas para las condiciones de luz y temperatura disponibles y optimizando el riego, se puede conseguir un crecimiento adecuado.
Como expuso Edward O. Wilson en su teoría de la biofilia, el ser humano se siente mejor cuando está rodeado de naturaleza. Eso es posible, dentro de los edificios, gracias a la presencia de plantas ornamentales.
Sabina Rossini Oliva, profesora titular en al Universidad de Sevilla, Universidad de Sevilla; Antonio José Fernández Espinosa, Profesor Titular. Departamento de Química Analítica. Responsable del Grupo de Investigación 'Química Analítica Ambiental', Universidad de Sevilla; Luis Pérez Urrestarazu, Director de la E.T.S. de Ingeniería Agronómica y responsable del grupo de investigación de Naturación Urbana e Ingeniería de Biosistemas, Universidad de Sevilla y Rafael Fernández Cañero, Profesor titular de Jardinería y Paisajismo. Investigador especializado en Naturación Urbana, Universidad de Sevilla
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.
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